Mucho más importante aun es que el mensaje del Evangelio no-solo
proclama el Señorío de Cristo sino que encierra un mensaje de “la
esperanza ‘futura’ de la resurrección” (Hechos 23:6) basado
sobre una esperanza
inmediata, a saber, “perdón de pecados” lo cual en el mensaje
de Pablo es sinónimo con la “justificación” ante de Dios por
medio de Cristo. Leemos
como Pablo predicaba en el libro de Hechos:
Hechos
13:39
Pero aquel a quien Dios resucitó
no vio corrupción. Por
tanto, hermanos, sabed que por medio de El os es anunciado el
perdón de los pecados; y
que de todas las cosas de que no pudisteis ser justificados por la
ley de Moisés, por medio de El,
todo aquel que cree es justificado.
Obviamente,
el mensaje del evangelio no solamente proclama el Señorío de
Cristo, sino que incluye también un mensaje de condenación para
los que no creen y la promesa de la justificación (perdón de
pecados) para los que creen. Wright menciona esto de paso cuando habla bajo “la justicia
de Dios”.
Quizás
le parezca que estoy haciendo demasiado énfasis sobre esto y que
tal cosa sea innecesaria pero este es un punto que aunque no parece
tan importante al momento en realidad parece ser la “base” y
fundamento para la Nueva Perspectiva de N.T. Wright en los puntos
que siguen. Existen
razones particulares por las cuales Wright limita el evangelio a
solamente proclamar (y creer) que “Jesucristo es el Señor” pero
estas se hacen obvias no desde el principio sino al final de su
exposición. Una cosa
debemos tener en mente y es que el evangelio que Pablo predicaba
debió haber sido mucho más que la declaración de que “Jesús es
el Señor”, después de todo ese mensaje lo pudo haber tomado del
Apóstol Pedro ya que era lo que él predicaba desde el día de
Pentecostés, sin embargo Pablo dice que su evangelio “le fue dado
por revelación” y pienso que la revelación dada a Pablo tuvo que
ser mucho más que “Cristo es el Señor y el que no lo crea está
condenado”. Cierto,
hay que reconocer que “Cristo es el Señor”, pero también hay
que reconocerse pecador en necesidad de perdón y entender que somos
salvos (justificados) “solo por Gracia y solo por medio fe”.
Como se decía en las campañas del pasado, hay que “Confesar
a Jesucristo como único Señor y suficiente Salvador”.
Redefinición
de la Justificación
El
Obispo Wright propone una nueva ‘definición’ a lo que la
iglesia histórica desde Agustín y muy especialmente desde los
tiempos de los Reformadores ha entendido por el término ‘justificación’.
Louis Berkhof lo define así:
La justificación es la declaración legal de Dios de
que una persona es justa de acuerdo con su ley, siendo su fundamento
la justicia perfecta de Cristo, contado al creyente por sola fe.
[vi]
Wright
dice y pienso que correctamente, que la justificación no es
sinónima de la conversión. Pero
después de todo en mis estudios de la Biblia y la fe Reformada
nunca vi que nadie igualara ‘conversión’ con ‘justificación’
sino que Dios justifica al que se convierte, lógicamente como bien
señala Wright, la justificación sigue a la conversión. Pero
Wright también dice que la justificación “no es el
establecimiento de una ‘relación’ entre la persona y Dios
[vii]
”. Esto
por cierto no lo compartimos del todo siendo que la justificación
es en si “la base” para Dios poder establecer una relación con
el hombre.
Dos
cosas el Obispo Wright deja claras en cuanto a lo que es la
justificación: “...no es el momento ni el proceso cuando
alguien sale de la idolatría, del pecado, de la muerte para con
Dios, de Cristo y la vida, sino un veredicto el cual Dios pronuncia
consecuente con ese evento.
[viii]
” N.T. Wright está de acuerdo con los Reformadores
en que la justificación, la palabra ‘dikaioo’ no es
referencia a un ‘proceso’ sino a una expresión de corte de ley
donde Dios ‘declara’ un estatus acerca del nuevo convertido.
Pero está en desacuerdo con la interpretación Reformada en
cuanto a “cual es” esa declaración y proporciona su propia
interpretación dando interesantemente por lo menos tres
definiciones para explicar lo que Pablo quería decir cuando hablaba
de ‘justificación’. El
dice:
“Cuando
hablamos de la vindicación de Dios a alguien estamos hablando sobre
la declaración de Dios, la cual parece ser una cosa doble para
nosotros pero sospecho que para Pablo era una sola cosa: la
declaración (a) que alguien está en lo correcto (sus
pecados han sido perdonados por medio de la muerte de Jesús) y (b)
que esta persona es un miembro de la verdadera familia del pacto,
la familia que Dios originalmente prometió a Abraham y que ahora ha
creado por medio de Cristo y el Espíritu, la única familia la cual
consiste igualmente de Judíos creyentes y Gentiles creyentes”
La parte (a) de esta definición se ‘asemeja’ a la doctrina
Reformada pero en realidad no es la doctrina Reformada de la
justificación. Desde
el punto de vista reformado “el
termino “justificado” es virtualmente sinónimo de “salvo”
[ix]
. Según
entendemos a Wright esta declaración no es una declaración final sino
que es como una ‘sombra’ de lo que verdaderamente representa la
justificación de la NPP. Es
un asunto ‘escatológico’ en el cual “se anticipa el futuro
veredicto
[x]
” el día de juicio los creyentes serán declarados “justos”
o “vindicados” por Dios”, y es está la tercera
definición para “justificación” presentada por Wright.
La base para esta “vindicación escatológica” como
veremos más adelante no es la “sola fe” en Cristo, sino una
justificación basada en la fe inicial y las obras del creyente
después de su conversión. Pero
eso lo discutiremos más adelante.
En conclusión para Wright “justificación” es la declaración de
Dios de que una persona “esta en lo recto” y lo define así: “que
pertenece a la verdadera familia del pacto”.
De acuerdo a la NPP justificación es “pertenecer a la
familia del pacto” y por eso Dios declara que “está en lo recto”,
no se refiere a una declaración divina de que la persona ha sido
“declarada justa” por Dios sobre la base de la fe en Cristo.
Wright aclara: “...emerge
que justificación, para Pablo, no es como alguien ‘entra’ en el
pueblo de Dios sino acerca de la declaración de Dios que alguien está
en [el pueblo de Dios].”
Eclesiología
vs. Soteriología
Lo
que ocurre entonces es que para la NPP, en realidad la
justificación no tiene que ver con soteriología (salvación
personal) tanto como tiene que ver con eclesiología (membresía
eclesiástica); es en
realidad un asunto corporal y no individual.
Desde que comencé a leer algunos artículos sobre la NPP no
pude evitar concluir que esa visión sobre la justificación tiene
una gran similitud con el Arminianismo.
A diferencia de la NPP, los Arminianos ponen la
justificación de la misma manera que lo hicieron los Reformadores,
pero para ellos esa es una declaración ‘contingente’ a la ‘conducta’
o ‘fidelidad’ del creyente.
En el análisis final la salvación escatológica de los
Arminianos no está basada en la ‘sola fe’ sino en la “fe más
las buenas obras” que los cristianos hallan hecho o fidelidad que
hallan mostrado a través de la vida cristiana.
Pienso que un Arminiano estaría muy cómodo con las
interpretaciones de la NPP pero parece que por ahora ha llamado la
atención de personas en el campo Reformado, me imagino que quizás
se debe a que es ahí donde ha tenido gran parte de su origen y
porque la NPP mantiene de cierta forma un ‘sabor reformado’ como
son la elección y la predestinación.
Reconciliación y
Adopción
Meditando
sobre esta nueva definición para la palabra justificación
recordaba como Pablo en su carta a los Efesios y en su carta a los
Gálatas utiliza una palabra para describir a aquellos que “son
miembros de la familia de Dios”. La palabra no es ‘justificación’ sino ‘adopción’:
Efesios
1:4
Según
nos escogió en El antes de la fundación del mundo, para que
fuéramos santos y sin mancha delante de El. En amor
nos predestinó para adopción como hijos para sí
mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad,
Bíblicamente,
adopción no es lo mismo que justificación.
Para pertenecer al “verdadero pueblo de Dios”, primero el
pecador debe ser perdonado de sus pecados y “declarado justo”
por Dios. Luego de haber sido “declarado justo” (justificado)
ENTONCES puede ser declarado miembro de la familia de Dios (adoptado.)
Por lógica entonces la justificación ‘precede’ la adopción.
De acuerdo a la interpretación de
N.T. Wright y la NPP ese orden es trastornado y se pone “la
justificación” (declaración de membresía en el pueblo de Dios
según la NPP) ‘antes’ de la adopción.
La definición del Diccionario Easton sobre la adopción:
La
adopción representa las nuevas relaciones a las cuales el creyente
es introducido por la
justificación, y los privilegios conectados con ello…
Claramente,
la justificación es la base para la adopción (aceptación en la
familia de Dios.) Veamos el siguiente comentario por Billy
(June Won) Yang, estudiante de Maestría en Teología en el Seminario
Teológico Calvin con respecto a la adopción según fue
presentado por Joel Beeke, Presidente y Profesor de Teología
Sistemática y Homilética del Seminario Puritano Teológico
Reformado:
Concerniente
al asunto de la relación entre ser hijo y el ordo salutis,
Beeke, de manera clara y profunda, trató sobre la regeneración, la
justificación y la santificación.
Beeke reesforzó la noción de que la adopción no es
justificación. Justificación
es nuestro más básico fundamento espiritual para la
reconciliación con Dios. La
adopción es una bendición mucho más rica, porque nos trae de sala
del juez (la corte) a la familia.
Él utilizó la siguiente declaración de Gordon Cooke: “La
justificación es concebida en términos de ley, la adopción en
términos de amor. La
justificación ve a Dios como un juez, la adopción lo ve como un
padre” (Gordon Cooke, The Doctrine of Adoption and the Preaching
of Jeremiah Burroughs, p. 23)
[xi]
.
Las Obras de la Ley
Es
en este punto donde la NPP introduce la polémica de Pablo con la
iglesia de Gálatas y los judaizantes.
Según la Nueva Perspectiva las “obras de la ley” a las
que Pablo se opone tan fuertemente no tienen que ver con medios de
alcanzar la ‘justificación’ desde un punto de vista de “ser
declarado justo”, sino como medio de ser ‘identificados’ como
miembros del pueblo de Dios. Por eso, para la NPP (incluyendo a
Wright) según lo expuesto por James G. Dunn “las obras de la ley”
aquí mencionadas se “referían principalmente a: La
circuncisión, el guardar el calendario religioso, y la observancia
de las leyes dietéticas que distinguían a los Judíos de los
Gentiles
[xii]
” lo que ellos llaman “marcadores de limites
culturales” del Judaísmo. En fin, las fuertes reprimendas de
Pablo a los Gálatas sobre tales “obras de la ley”, no tienen
según la NPP nada que ver con salvación como tal sino con las “marcas”
de pertenencia al pueblo de Dios siendo impuestas a los Gentiles:
Gálatas 2:16
sin
embargo, sabiendo que el hombre no es justificado por las
obras de la ley, sino mediante la fe en Cristo Jesús, también
nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para que seamos justificados
por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley; puesto que
por las obras de la ley nadie será justificado.
Si parafraseamos a Pablo citado Gálatas según la NPP debemos leerlo de
la siguiente manera:
sin
embargo, sabiendo que el hombre no es
“declarado
miembro del pueblo de Dios”
por
las obras de la ley, sino mediante la fe en Cristo Jesús,
también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para que seamos “declarado
miembro del pueblo de Dios” por
la fe en Cristo, y no por las obras de la ley; puesto que por
las obras de la ley nadie será “declarado
miembro del pueblo de Dios”.
Una
lectura de esa manera mostraría que Pablo en realidad no está
tratando con un problema de carácter primario (la salvación del
hombre) sino con uno secundario (como se distinguen los salvados.)
Si esto es así como lo presenta la NPP, y el asunto es algo
tan simple y leve como eso, no podemos evitar preguntarnos ¿cómo
es posible que Pablo se haya indignado tanto hasta el punto que
llamó a los Gálatas “insensatos” y se preguntaba “quien os
ha hechizado” y también dijo “quisiera
estar presente con vosotros ahora y cambiar mi tono, pues perplejo
estoy en cuanto a vosotros” insistiendo aun con gran
fuerza que aquellos quienes promovían el uso de “las obras de la
ley” estaban “desligados de Cristo” y “caídos de la gracia?”. Solamente si el problema en cuestión era más grave que
guardar simples “marcadores culturales” podría Pablo enojarse
de tal manera. ¿No
será que los Judaizantes dentro de los Gálatas estaban enseñando
que la salvación (justificación) de los Gentiles sería imposible
sino cumplían con la ley de Moisés? Yo todavía pienso que sí.
En el libro de Hechos vemos con detalle cual era la
imposición puesta por los Judaizantes sobre los Gentiles que
recibían a Cristo: “Y
algunos descendieron de Judea y enseñaban a los hermanos: “Si
no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser
salvos”
(Hechos 15:1.) Por lo tanto, el asunto que trastornaba la iglesia
primitiva no era una cuestión secundaria de ‘eclesiología’
sino un asunto de nivel primario, de ‘soteriología’ y por eso
fue tan grande la indignación de Pablo.
El problema de Gálatas tocaba el corazón del Evangelio.
Cuando meditamos sobre este asunto y lo que Pablo consideraba algo
de tanta gravedad podemos también comprender que la interpretación
histórica de la iglesia no ha estado equivocada como lo supone la
NPP. Este punto es
suficiente para demostrar que cuando Pablo se refiere a ‘justificación’
en Gálatas (o Romanos) no está hablando de una referencia
declaración de un estatus eclesiástico sino a la declaración de
justicia (de perdón de pecados) y de salvación personal.
Imputación
de la Justicia de Cristo
Contrario
a lo que muchos piensan el Obispo N. T. Wright niega abiertamente la
idea Reformada de la “imputación de la Justicia de Cristo al
creyente”. Para Wright eso es un asunto completamente ajeno a su visión:
¿Que
entonces de ‘la justicia imputada’ acerca de la cual hemos de
escuchar un ensayo entero esta tarde?
Esto esta bien tal como está: Dios en verdad ‘cuenta como
justo’ a los que creen. Pero
esto no es, para Pablo, la justicia ni de Dios ni de Cristo,..
¿No hay entonces una “declaración de justicia” en,
por ejemplo, Romanos 5:14-21? Si,
la hay; pero mi caso es que esta no es la justicia propia de Dios,
ni la justicia propia de Cristo, la cual es contada al pueblo
redimido, sino el nuevo estatus de ‘miembro del pacto’, y /o ‘pecador
justificado’ que es acreditado a aquellos que están en Cristo.”
(Énfasis añadido)
[xiii]
Con
todo respeto que se merece el Obispo Wright, todavía no puedo
entender como insiste en que negando la doctrina Reformada de la
justificación y aun la doctrina de la imputación todavía se
considera Reformado y
“buen calvinista”. La
última vez que leí de alguien que negaba la doctrina de la
imputación de pecado fue a Carlos
Finney y todos estarían de acuerdo que el no era reformado.
La doctrina de la “imputación de la justicia de Cristo”
al creyente es de valor indispensable para la iglesia y lo ha sido
siempre para la iglesia reformada.
La base para nuestra salvación no es otra cosa que la
justicia perfecta de Cristo y cuando ponemos nuestra confianza en
Cristo, esa justicia de Cristo nos salva. Cristo cumplió la ley que
nosotros no pudimos cumplir a causa de la debilidad de la carne y lo
hizo en ‘nuestro’ lugar para que habiendo condenado el pecado
también “la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros”:
Rom
8:3
Porque
lo que era imposible á la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios
enviando á su Hijo en semejanza de carne de pecado, y á causa del
pecado, condenó al pecado en la carne;
Para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros,
que no andamos conforme á la carne, mas conforme al espíritu.
De
la misma manera que Cristo llevó “nuestros pecados” así
también nosotros llevamos “su justicia”.
Eso es lo que los teólogos llaman “la conmutación” y es
un principio que está basado en la Escritura desde los tiempos del
Antiguo Pacto. La
imputación de la justicia de Cristo es vista de varias formas
comenzando desde el momento cuando la desnudez de Adán y Eva fue
cubierta con las pieles de animales por Dios mismo.
Ese acto de ‘cubrir’ y ‘vestir’ tipifica la obra
redentora de Cristo. El
animal no solo muere en lugar del pecador sino que su cobertura
sirve de vestido a aquellos por quienes ha muerto.
El
teólogo Roger Smalling citando
[xiv]
a John Owen quien lo explica de la siguiente manera:
El escritor Puritano Juan Owen, al comentar Romanos 4:6 expresa lo
siguiente:
Hay en la Escritura...una conmutación entre Cristo y los creyentes,
de pecado y justicia, es decir en la imputación de pecado de
sus pecados a El, y de Su justicia a ellos.[21]
En este punto, Owen continúa su explicación usando la idea del
chivo expiatorio. En Lev.16:21-22, el sacerdote imputaba los
pecados del pueblo al chivo y lo mandaba al campo. Owen interpreta
esto como el prototipo de la imputación de nuestros pecados a
Cristo.
Mientras que el sacrificio de Cristo se ilustra en el Antiguo Testamento
por medio de animales, Pablo lo hace explícito en Romanos 3, donde
vemos la inseparable conexión entre justificación y el sacrificio
de Cristo... un buen ejemplo de por qué deberíamos ver la
Teología Bíblica como unidad inseparable.
Dios
lo ofreció como un sacrificio de expiación... (26) de este modo,
Dios es justo y, a la vez, el que justifica a los que tienen fe en Jesús. Rom 3:25
¿Qué
de la imputación del pecado de Adán?
Negar
la imputación de la justicia de Cristo al creyente requiere casi
por obligación negar también el pecado original y la imputación
de culpa de Adán a todos los hombres.
Y es en este punto donde los Cristianos se levantan contra
los Pelagianos. Un
principio importante en la Teología Reformada es lo que se conoce
como ‘teología federal
[xv]
’ en la cual Adán y Cristo (el Segundo Adán) son la
‘cabeza’ o ‘representantes’ de su gente.
En Adán “todos mueren” y en Cristo “todos son
vivificados”. Lo que
es cierto en Adán para la perdición de los hombres también lo es
cierto en Cristo para su redención.
La Biblia es muy clara en que todos los hombres son contados
“muertos y culpables” en Adán, por consiguiente también es muy
clara que los muchos (los escogidos) son contados “vivos y justos”
en Cristo.
Rom
5:18
Así
pues, tal como por una transgresión resultó la condenación de
todos los hombres, así también por un acto de justicia resultó
la justificación de vida para todos los hombres.
Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos
fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de
uno los muchos serán constituidos justos.
Lo
que es claro sobre este punto es la manera en que Pablo de forma
continua utiliza en sus cartas la frase “en Cristo”.
Todo lo que el Cristiano es, lo es “en Cristo” y por tal
razón puede ser y es contado justo porque no depende de una
justicia personal (por su fe) sino de la justicia que obtiene por
estar “en Cristo” y su justicia perfecta. Lo que Cristo hizo lo hizo ‘por’ y ‘para’ nosotros.
El
Juicio Final basado en Obras
Wright
comenta:
“Estoy
fascinado por la forma en la cual algunos de los más conscientes de
su herencia reformada se alejan de las claras declaraciones de Pablo
acerca de un juicio futuro de acuerdo a las obras... él mira hacia
aquel día del juicio venidero y ve un veredicto favorable de parte
de Dios no basado en los méritos y muerte de Cristo... sino en la
base a su obra apostólica”.
Es
extraña la manera en que N. T. Wright después de quitar el soporte
de la justicia perfecta de Cristo siendo imputada al creyente como
única base para su salvación eterna propone que en el juicio final
los cristianos serán justificados “sobre la base de sus obras”.
El Obispo argumenta sobre Romanos 2:13 que nuestra
justificación final (escatológica) será basándose en el
cumplimiento de la ley. A los lectores “horror[izados]” ante lo
que Wright acaba de decir él les dice “Pablo dice lo que
quiere decir
[xvi]
”. Es
intrigante que Wright tome ese verso para sustentar su teoría de
una justicia basada en la ley cuando el mismo Apóstol Pablo repite
mas de una vez que “por las obras de la ley ninguno ha de ser
justificado”(Rom. 3:20, 28; Gal. 2:16). Pero Wright dice
que los creyentes serán juzgados “sobre su cumplimento de la ley”
aunque ‘convenientemente’ dice que “cumplir la ley” ha sido
“redefinida por Pablo” en Romanos 8, 10 y 13 ¿Será la fe? Si
es eso lo que se refiere por “obras de la ley”el problema no es
tan grave, pero Wright no se detiene ahí sino que declara también
que la justificación final será basada “en las obras hechas con
la ayuda del Espíritu Santo.” Él dice que “ellas son las cosas
que mostraran, que uno está en Cristo; las cosas que son producidas
en la vida de uno como resultado de la presencia interna y la
operación del Espíritu Santo”.
En otras palabras “las obras” demostraran que la persona
está en Cristo. Pero
en este punto no podemos olvidar aquel hombre de 2 Corintios 3 quien
(contrario al Apóstol Pablo) su obra no le
recomienda para nada sino que toda su obra “fue quemada”
y aun así el mismo recibe la salvación. ¿Qué dice Calvino con
respecto al pasaje de Romanos 2:13 que utiliza Wright para basar su
juicio del creyente por hacer las obras de la ley? :
“Esta
es una idea anticipada, por la cual el Apóstol se adelanta a la
objeción que los judíos hubiesen podido hacer sobre ellos mismos;
pues, por el hecho de oír que la Ley es norma de Justicia, se
gloriaban únicamente en su conocimiento.
Para demostrarles su locura y arrancarles de esa vana
confianza, les dice que escuchar y conocer la Ley no sirve para
alegar la justicia delante de Dios, sino que es preciso practicarla
conforme está escrito: “Quien hubiere hecho estas cosas vivirá
por ellas” (Deut. 4:1; Lev. 18:5)... Quienes abusan de este pasaje
para establecer la justificación por las obras son merecedores de
que hasta los niños se burlen de ellos y les señalen con el dedo.
[xvii]
No cabe duda que la Biblia menciona un juicio basado en ‘obras malas o
buenas’ como lo menciona Pablo en 2 Corintios 5:10, no deseo
minimizar la realidad de ese juicio donde todos han de comparecer
“buenos y malos”; pero eso no es el todo del asunto.
La salvación del creyente está basada en haber recibido a
Cristo por medio de la fe, esa es la promesa del evangelio: “El
que cree en El no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído
en el nombre del unigénito Hijo de Dios.” (Juan 3:17.)
La Biblia dice que Cristo viene a juzgar vivos y muertos:
Rev 22:12
He
aquí, yo vengo pronto, y mi recompensa está conmigo para
recompensar a cada uno según sea su obra.
En el juicio final nos dice la Biblia
que los libros serán abiertos con todo lo que cada uno haya hecho (las
obras) escritas en ellos perro también será abierto el libro de la
vida. La prueba final
para el creyente no será “haber guardado toda la ley en su
perfección” que es precisamente lo que quiere decir Pablo en
Romanos 2:13 sino en que su nombre está escrito en el libro de la
vida: “Y
el que no se encontraba inscrito en el libro de la vida fue arrojado
al lago de fuego.” (Rev. 20:15.)
No
puedo terminar esta sección sin mencionar un verso que me vino a la
mente desde que comencé a meditar sobre este juicio por el
cumplimiento de la ley que propone Wright.
En el mismo libro de Romanos se nos dice “no hay
condenación para los que están en Cristo Jesús” y más tarde en
el mismo capitulo “¿Quién acusará a los escogidos de Dios?”
La respuesta divina no es que “sus obras son buenas” aunque lo
son siendo que fueron “preparadas de antemano para que
anduviésemos en ellas”, sino que la respuesta es directa: “¡Dios
es el que justifica!” (Rom. 8:33).
La defensa de los creyentes está basada no en “el fruto”
de su vida sino en “la justificación divina”.
¿Eran
los Judíos Legalistas?
No
pienso abundar mucho sobre este punto pero debo mencionar que la
idea de que los Judíos del primer siglo “no eran legalistas”
proviene de fuentes rabínicas extra bíblicas del primer siglo.
No negando que las ayudas y estudios extra-bíblicos pueden
ayudar en muchos casos, no juzgo que este sea uno de esos casos.
Creo firmemente que la Biblia misma es suficientemente clara
en cuanto a que la iglesia Cristiana, ni Agustín ni los
Reformadores estaban equivocados cuando aseguraban que el Judaísmo
del primer siglo era legalista.
Ya vimos anteriormente el verdadero problema de la iglesia de
Gálatas y la razón para convocar la asamblea general de Hechos 15.
Además, las palabras del mismo Jesús en el sermón del
monte nos dan luz sobre que era lo que movía a los religiosos de
aquellos tiempos. Cristo
dice:
Mateo
5:17-19
No
penséis que he venido para abrogar la ley ó los profetas: no he
venido para abrogar, sino á cumplir.
Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la
tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas
las cosas sean hechas. De manera que cualquiera que infringiere uno
de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare á los
hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: mas
cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el
reino de los cielos. Porque
os digo, que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los
escribas y de los Fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Cristo
une la ‘justicia’ con el cumplimento de toda la ley.
Esto es necesario porque eso era precisamente lo que la ley
requería del pueblo “el que hiciere estas cosas vivirá por ella”
(Lev. 18:5). Los Fariseos y Escriban siguiendo fielmente la letra de la
ley buscaban establecer su justicia por medio de ella, por eso
Jesús dice “si vuestra justicia no fuere mayor que la de los
escribas y Fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”.
La justicia de estos no era suficiente porque no era
perfecta. Mas adelante Cristo dice “sed perfectos”.
Por eso Jesús dijo “no he venido a abrogar la ley sin a
darle cumplimento”. Cristo
cumplió la ley en toda su perfección, no por él mismo sino por su
pueblo.
No cabe duda que el pueblo de Israel y en particular sus líderes,
siendo fieles a Moisés, buscaban la justicia que es por la ley, tal
como también lo hizo Pablo en su tiempo.
Tristemente muchos de ellos (los Judíos) pensaban que sí lo
habían alcanzado y que por eso Dios tenía que tomarles en cuenta
esas obras para declararles justos.
No podemos olvidar las palabras del mismo Jesús cuando
narraba la Parábola del Publicano y el Fariseo (Lucas 18-9-14.)
La Biblia nos dice que El Fariseo se jactaba sus “buenas
obras” y pensaba que porque no era como los otros hombres
pecadores y ‘ayunaba dos veces a la semana y daba diezmos de todo”,
con esas obras conseguiría la justicia que buscaba. Según Lucas la
audiencia a la que Cristo dijo estas palabras fue “a unos
que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los
otros, dijo también esta parábola”.
En el sermón del monte Cristo dijo a sus discípulos “cuidaos
de nos hacer vuestra justicia delante de los hombres”.
Finalmente vemos el mismo espíritu legalista apoderado de
las iglesias de algunos “falsos hermanos” que según Pablo
habían entrado a espiar “nuestra libertad en Cristo” y
obligaban a los hombres a circuncidarse y guardar la ley de Moisés.
¿Por qué lo hacían? Otra vez, la respuesta es clara en
Hechos 15:1 “algunos
que venían de Judea enseñaban á los hermanos: Que si no os
circuncidáis conforme al rito de Moisés, no
podéis ser salvos.”
Si eso no es legalismo, ¿Qué lo es?
¿Existe una agenda detrás de la NPP?
Sin
duda alguna, cabe preguntarse porque el empeño en cambiar y negar
doctrinas que se encuentran en el mismo corazón del evangelio.
¿Qué puede motivar a los autores de la NPP a limitar el
evangelio a una simple declaración (y su aceptación o rechazo) de
que “Cristo es el Señor” como condición para ser declarado ‘justo’?
¿Qué puede impulsar a alguien a redefinir la justificación del
hombre a una sencilla declaración de “membresía en el pueblo del
pacto?” ¿Por qué negar la imputación de la justicia perfecta de
Cristo (Dios) al creyente? ¿Por qué basar un juicio (y
justificación) final para el cristiano sobre las obras?
Todo esto se hace claro cuando leemos las palabras de N. T.
Wright al final de su tratado “New Perspectives on Paul”
cuando dice:
Sigue
de una vez, que la justificación es la doctrina ecuménica... una
vez hemos que re-localizado la justificación, moviéndola de una
discusión de cómo las personas se hacen cristianos a la discusión
de cómo sabemos si alguien es cristiano, tenemos un incentivo
poderoso para trabajar juntos a través de las barreras
denominacionales... la justificación por fe me dice que si mi
vecino [Católico] Romano cree que Jesús es el Señor y que Dios le
levantó de los muertos entonces el o ella es mi hermano o hermana...
[xviii]
”
La conclusión de Trevin K. Wax es la misma:
Las implicaciones de esta discusión sobre la naturaleza de la
justificación por fe y la imputación de la justicia de Cristo
serán vistas solamente en el futuro.
Un resultado es claro: cuando la justificación por fe es
vista en una
luz eclesiológica, una mayor unidad ecuménica se levanta.
Cuando la creencia de que “Jesús el Señor y Dios le
levantó de los muertos” se convierte en la insignia de membresía
en el pacto, los Protestantes se pueden sentar con los Católicos en
la misma mesa de hermandad
[xix]
.
Buscando una unidad o armonía con el pueblo Católico Romano por esta
vía hace el camino menos pedregoso.
La iglesia de Roma no está de acuerdo que por la
predicación del evangelio se ofrece a los hombres “justificación
gratuita” -solo por la fe- “a todo aquel que cree” (Hechos
13:39.) Pero sí estaría de acuerdo conque el evangelio es solo un
mensaje de que “Cristo es el Señor”.
La Iglesia de Roma nunca ha estado de acuerdo con la visión
Protestante (y debo añadir bíblica) de la justificación por fe
donde los creyentes son declarados “justos” al poner su fe en
Cristo, pero sí estaría de acuerdo con la redefinición provista
de que “son partes
del pueblo del pacto”. La
iglesia de Roma nunca ha estado de acuerdo en que la declaración de
justicia del creyente descansa sobre la base de “la justicia
perfecta de Cristo” siendo imputada a su cuenta. Pero sí estaría
de acuerdo conque la salvación es “por fe y obras”.
Si eso es así, como bien dice N.T Wright nuestros vecinos
Católicos Romanos pueden sentarse juntos a nosotros y compartir la
hermanad como pueblo de Dios. Pero
interesantemente bajo esos términos en esa mesa también podrán
sentarse los ‘solo Jesús’, los ‘Testigos de Jehová’ y
posiblemente ‘los Mormones’.
Conclusión
Hay otros puntos que pueden ser examinados en cuanto a la NPP que en
este breve articulo no ha tocado. Quizás será en otra ocasión
cuando sean considerados esos temas de tanta importancia.
Pero tal parece que los motivos detrás de la NPP son
enteramente ecuménicos y debo decir a diferencia de otros que son
motivos dignos y admirables. No
pienso que la iniciativa ecuménica
[xx]
pueda estar ausente de la mente Cristiana que anhela la
unidad del ‘TODO’ el cuerpo de Cristo ya sean Católicos o
Protestantes; que como una gran familia de la fe se pueda sentar a
la mesa con más facilidad y con menos hostilidad el uno hacia el
otro y compartir las bendiciones del reino. Pero queda una pregunta en mi mente ¿Debemos de ‘sacrificar’
las doctrinas tan fundamentales del Cristianismo con el fin de
obtener una unidad visible en el cuerpo de Cristo?
La única respuesta que se me ocurre es: ‘no lo creo’. Estoy de acuerdo en que debemos motivarnos a buscar maneras
de estrechar lazos de unidad y armonía con aquellos Cristianos que
sostienen diferentes puntos de vista a los nuestros pero no podemos
cambiar, negar ni rechazar la sana doctrina para alcanzar esa meta.
Hace
unos días estuve meditando sobre el porqué los reformadores fueron
tan radicales en contra del Arminianismo que es tan popular hoy
dentro del Cristianismo. El
concilio de Dort los calificó de herejes.
¿Qué vieron estos hombres en aquella nueva teoría que los
movió a actuar tan decididamente en su contra?
La respuesta es obvia, el Arminianismo daba un duro golpe al
tronco del evangelio. La
justificación por fe del pecador recibiendo la justicia perfecta de
Cristo corría peligro. A fin de cuentas el Arminianismo clásico
hacía que la salvación fuera ‘dependiente’ de las obras del
hombre. Por algo dijo
Augustus Toplady dijo que “el Arminianismo es el camino a Roma”.
Pienso que lo que presenta la NPP va más allá del
Arminianismo. El golpe
que da la NPP es más fuerte que el Arminianismo.
La NPP limita el mensaje del evangelio, redefine el
significado de la justificación, elimina del mapa la imputación de
la justicia de Cristo y establece una justificación final basada en
las obras. Al hacer todo esto, la NPP se pone frente al mismo
portón de Roma con la puerta abierta y sin candados.
Martín Lutero dijo que “la justificación por fe es el
punto sobre el cual la iglesia se levanta o se cae
[xxi]
” – parece que el asunto sigue siendo el mismo- ¿Caemos
o seguimos firme?
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Derechos 2006 Jorge L. Trujillo
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Escrito:
06/02/2006