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CONTADOS
COMO JUSTOS
Juan
José Perez
ROMANOS 3:21-26
“Pero
ahora, aparte de la ley,
se ha manifestado la justicia de Dios,
testificada por la ley y por los profetas; la
justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,
para todos los que creen en él.
Porque no hay diferencia, por
cuanto todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por
su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a
quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre,
para manifestar su justicia,
a causa de haber pasado por alto,
en su paciencia, los
pecados pasados, con la mira
de manifestar en este tiempo su justicia,
a fin de que él sea el justo,
y el que justifica al que es de la fe de Jesús”.
INTRODUCCION
La gran tragedia de la presente generación en
el mundo evangélico: “No queremos que nos enseñen doctrina, solo
queremos que nos enseñen cosas practicas”. Esto es una gran tragedia
por dos razones:
1- Toda practica cristiana esta basada en una
doctrina. Al mostrar indiferencia ante las doctrinas Bíblicas se
convierten en unos simples pragmáticos. Pueden explicarle a sus hijos
lo que Dios nos manda, pero no el por que lo manda. Lo peor de todo es
que a veces ni se interesan por saber el por que.
2- A la hora del dolor, cuando en la vida
practica las cosas no nos salen como queremos, son las doctrinas Bíblicas
las que traerán consuelo a nuestras vidas.
La doctrina de la justificación por la fe no
es solo una de las más grandes doctrinas de las Escrituras; no es solo
el grito de fe de la reforma protestante; es además una de las más
grandes fuentes de consuelo para la vida del creyente.
La epístola a los Romanos es el mas grande
tratado de teología que podamos imaginarnos. Su tema central es el
evangelio, cuyo núcleo es la justificación solo por la fe en Jesús.
Pero ¿Es esto necesario para fortalecer nuestra fe? ¿No es esto
solamente necesario para el inconverso? Preguntemos a Pablo: ¿A quien
les escribió? A los hermanos en Roma: “a
todos los amados de Dios, llamados santos, que están en Roma” (v. 7). ¿Cuál era su mensaje? El
evangelio: “Así
que, en cuanto a mí,
pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros” (v. 15). ¿Para
que? “para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común
a vosotros y a mí” (v. 12). Pablo desea verles para llevarles el evangelio en persona y
confortarlos. ¿Qué significa confortar? La palabra griega que se usa
aquí es derivada de la misma palabra que se usa para referirse al Espíritu
Santo como consolador; de hecho, otras traducciones dicen: “para
consolarnos mutuamente”. El propósito era entonces consolar a los
hermanos.
¿Cómo? ¿Puede la doctrina Bíblica consolar?
¿Puede una doctrina como la justificación por la fe consolar a un
cristiano? Si, es precisamente eso lo que Pablo esta diciendo. ¿Cuál
es el consuelo que esta me da? Esto es precisamente lo que veremos a los
largo del estudio de Romanos 3:21-26.
A) ¿De que habla el pasaje? De “la justicia de Dios”. ¿Cuál
es esta justicia? Para poder entender a que justicia se refiere el
pasaje, es necesario entender todo lo que Pablo ha venido diciendo en
los primeros capítulos de la carta.
1- Por un lado, Pablo nos dice en esta carta
que los gentiles que nunca han escuchado el evangelio son culpables ante
Dios. Parte de la verdad de Dios les fue revelada de manera externa a
ellos. Romanos 1:18-32 nos dice que Dios ha revelado su infinito poder y
deidad a partir de las cosas hechas. Pero ellos, injustamente han
retenido o sofocado en injusticia ese testimonio. En vez expresar su
gratitud hacia el Dios Creador y buscar más de El, se envanecieron en
sus propios razonamientos. No solo esto, además, parte de la verdad de
Dios les ha sido revelada también de manera interna. En Romanos 2:14-15
Pablo nos dice que Dios ha escrito su ley en el corazón de todos los
hombres, dando esta testimonio de la justicia de Dios. Pero ellos han
actuado contra ese conocimiento acerca de la ley preceptiva de su
Creador. Todo esto ha suscitado la ira de Dios, la cual se revela desde
el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que retienen
con injusticia esa verdad. El problema básico aquí es INJUSTICIA.
2- Por otro lado, Pablo también nos dice en
esta carta que los judíos que conocen la ley también son culpables
ante Dios. A ellos Dios les ha revelado especialmente su palabra y los
ha hecho guardianes especiales de esa revelación escrita. Pero ellos,
aun teniendo el conocimiento de la verdad en la creación, en la
conciencia y en la Escritura, no han actuado conforme a la voluntad de
Dios, pues han usado esa ley para condenar a otros, pero haciendo ellos
lo mismo que condenan en otros, obedeciendo así no a la verdad, sino a
la injusticia (v. 8). En resumen, el problema de estos es INJUSTICIA.
Por lo tanto, tampoco escaparán del justo juicio de Dios, quien pagará
a cada quien conforme a sus obras.
Todo lo dicho se resume entonces en esta
declaración: “No hay justo ni
aun uno, no hay quien entienda. No hay quien busque a Dios” y
debido a esta condición ha sido destituido de la gloria de Dios. El judío
necesita una justicia perfecta que lo recomiende a Dios, pero no la
tiene; el gentil necesita también esa justicia perfecta que lo
recomiende a Dios, pero tampoco la tiene. No hay manera entonces de que
el hombre pueda entrar a la presencia de Dios, a menos que Dios mismo le
de esa justicia. La justicia de la que habla el pasaje es precisamente
esa justicia que el pecador necesita para poder entrar a su presencia.
B) ¿Qué se dice de esa justicia? “se ha manifestado”. “Se ha manifestado”. La palabra “manifestar” viene
del griego “faneroo” y
significa literalmente “destapar”, “revelar”. ¡Una tremenda
noticia!: Esa justicia que desesperadamente necesitamos se ha hecho
visible, clara, manifiesta y conocida. Si antes se dio a conocer con un
manto encima, ahora el manto ha sido retirado para darse a conocer
claramente.
C) ¿Cómo
se ha revelado esta?
1- Negativamente: “aparte
de la ley”. Esta frase es traducida en varias Biblias como: “Sin
la ley”. Dios dio a conocer esta justicia en el pasado por medio de la
ley moral. Ahora, la ha dado a conocer sin mediación de esta. El pasaje
no esta diciendo que la justicia mencionada no es revelada por medio de
la ley, sino que ahora Dios la ha dado a conocer mas claramente por otro
medio “independientemente de la ley” (BJ). ¿Significa eso que la ley no
tiene ya importancia? De ninguna manera. Hemos dicho que todo ser humano
necesita una justicia perfecta para entrar al cielo, pero no la tiene.
Es precisamente la ley la que muestra que no la tenemos: “Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el
juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será
justificado delante de él; porque
por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Rom. 3:19-20).
Alguien pregunta: Pero ¿Y aquellos que no tienen la ley o que nunca la
han escuchado? Pablo responde que ellos tienen la ley escrita en sus
corazones: “Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley,
éstos, aunque no
tengan ley, son ley para sí
mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones,
dando testimonio su conciencia,
y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos” (Rom.
2:14-15).
2- Positivamente: “la
justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo”. ¿Cuál es ese
otro medio por el que Dios ha revelado la justicia mencionada? El medio
por el cual esta justicia es revelada ahora es la fe en Jesucristo: su
obra, su mensaje y su persona. Ahora bien, ¿Implica la revelación de
la justicia de Dios por otro medio distinto de la ley un cambio de mente?
¿Acaso fue esto un plan B en la mente de Dios porque por medio de la
ley no funcionó? Dos cosas nos muestran que no fue un plan B: La
revelación de esta justicia por este medio fue anunciada desde antaño
por la ley y los profetas: “testificada por medio de la ley y los profetas”. La misma ley y
los profetas del Antiguo Testamento dieron testimonio de esto, aunque no
con tanta luz. A esto agregamos, que en el capitulo 4, Pablo demuestra
que Abraham fue justificado por la fe sin las obras de la ley: “Creyó Abraham a Dios, y le
fue contado por justicia” (Rom. 4:3).
D) ¿Cómo se recibe esta justicia? “Por medio de la fe en
Jesucristo, para todos los que creen en El”. Esa justicia que el hombre necesita se
revela claramente en el evangelio para beneficiar al pecador. Pero el
pecador recibe esta justicia por medio de la fe (por el creer). Un
enfermo de cáncer que va a un médico que cura el cáncer necesita
creer que ese medico le dará el antídoto para curar ese cáncer; mas
aun, debe ingerir el antídoto o la medicina. Para que el pecador reciba
esta justicia, es necesario que abra las manos de la fe y la reciba. No
se trata de abrir las manos para ofrecerle a Dios nuestras justicias,
las cuales no son mas que trapos de inmundicia (Isa. 64:6); se trata de
abrir las manos necesitadas para recibir la justicia que Dios mismo me
da, ya que carezco de ella. Esto significa que esta justicia se recibe
en el mismo momento en que creo en Cristo: “Justificados
pues por la fe, tenemos paz para con Dios” (Rom. 5:1).
Ahora bien, es necesario dar una advertencia.
Pablo no esta diciendo que es la fe la que se convierte en mi justicia
como algunos han afirmado. La fe es simplemente el medio por el que
recibimos esta justicia. No es lo mismo el agua que la tubería. El
hecho de que el agua llegue a la casa por una tubería no significa que
es la tubería la que apague la sed. La tubería es solo un medio.
Entonces, si la base no es la fe, ¿sobre que
base Dios imputa esta justicia? La base o el fundamento de esta justicia
esta en Jesucristo, su persona y su obra: “por
medio de la fe en Jesucristo”. La Biblia nos enseña que Cristo
obedeció perfectamente la ley de Dios mientras estuvo en la tierra. Las
Escrituras hablan de Cristo como aquel “que
no conoció pecado”. Si el pecado es violación de la ley de Dios
y Cristo nunca pecó ni de comisión ni de omisión, entonces Cristo
siempre obedeció la ley. Es precisamente este tipo de obediencia
perfecta la que Dios requiere de nosotros. Pero hay un problema y es que
nadie puede obedecer perfectamente a Dios. Es aquí donde entra esa
obediencia perfecta de Cristo, llamada también en teología
“la obediencia activa”. Por medio de la fe en Cristo, su
obediencia perfecta es pasada a mi cuenta: “como por la
desobediencia de un solo hombre los que son muchos fueron constituidos
pecadores, así también, por la obediencia de uno solo, los que son
muchos serán constituidos justos” (Rom. 5:19).
Entonces, ¿mi propia justicia no representa nada? Pablo dice:
“así también por la justicia de uno solo llega a todos la
justificación de vida” (Rom. 5:18).
¡Que maravillosa transacción! Por medio de
la fe en Cristo, no solo mis pecados le son imputados a El, sino que
también su perfecta obediencia o justicia (la que yo necesito para
entrar a la gloria de Dios) me es imputada a mí. Así que no es la fe
la que justifica sino Cristo. La fe es solo el medio.
¿Dónde entra entonces la cruz? ¿Se
relaciona la cruz con esta justicia? Si lo hace, ¿Cómo se relaciona?
Se ha dicho que la base de nuestra justificación es la obediencia
perfecta de Cristo, pero ¿Dónde entra la cruz? Es obvio a la luz del
pasaje que la cruz de Cristo entra en esto de recibir la justicia de
Dios. Esto queda evidenciado en el pasaje cuando dice: “mediante
la redención que es en Cristo Jesús, a
quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre”.
La pregunta es entonces ¿Cómo? Esto trataremos de explicarlo con una
ilustración. Es como si a cada persona se le ha dado un vaso. Para
poder entrar en el cielo el vaso debe estar lleno de obediencia
perfecta, pero yo no tengo esa obediencia. Por lo tanto, otro debe
llenarlo por mí. Eso es lo que hizo Cristo. Cada acto de obediencia del
Hijo mientras estuvo en la tierra fue una gota para mi vaso. La ultima
gota que hizo rebosar mi vaso fue su acto de obediencia al Padre yendo a
la cruz: “y estando en
la condición de hombre, se
humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz”. El Hijo se sometió y obedeció
voluntariamente al mandato del Padre, proporcionando así, por un lado,
un medio de propiciación a la ira de Dios: “a
quien Dios puso como propiciación”; por el otro lado, con este
acto deferente o sumiso de obediencia del Hijo, se completó la
obediencia que al Padre requería de nosotros. De manera que hay aquí
una doble transacción en un solo acto: Mis pecados le son imputados a
El y su obediencia me es imputada a mí por medio de la fe en El. Ej.
Del banco.
Así que, Por un lado su muerte en la cruz fue
el pago penal ante el tribunal divino por mis pecados, logrando así mi
perdón. Pero no solo esto, su muerte en la cruz fue además el acto de
obediencia que completó la obediencia perfecta que seria la base de
nuestra justificación.
Como resultado de esto, yo soy perdonado y
justificado a la vez. No solo deciden castigar a otro en mi lugar, sino
que también me declaran inocente o como si nunca hubiese pecado en
virtud de la imputación de la obediencia de Cristo.
E) ¿Por qué es por la fe en Cristo independientemente de la ley? “Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron,
y están destituidos de la gloria de Dios”.
Todos los hombres están lejos del estándar que Dios requiere. Aunque
algunos parecen estar en lo profundo del pacífico (36,000 pies de
profundidad) y otros en lo más alto del Everest (29,000 pies de altura)
en cuanto a moralidad se refiere, en realidad, ambos están lejos de las
estrellas. El niño y el adulto, el hombre y la mujer, el analfabeto y
el intelectual, el judío y el gentil, el chino y el dominicano, el
siervo y el libre, etc., todos estos tienen algo en común: “no
hay justo ni aun uno”, “todos
están destituidos de la gloria de Dios”; ninguno es capaz de
cumplir la ley como Dios lo demanda y por lo tanto, todos necesitan esa
justicia que Dios da para llegar al cielo.
Esta declaración de que no hay diferencia es
tanto alentadora como devastadora. Alentadora porque de manera implícita
esta diciendo la justicia se ofrece a todo tipo de persona sin excepción.
Por eso es que Pablo habla de “la
justicia que es mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen en
El”. No en balde a este conjunto de noticias se le llama EL
EVANGELIO (buenas noticias para los peores rebeldes). Por otro lado,
esta noticia es desvastadota porque me dice que nadie llena el estándar
y por ende, sin la justicia que Dios da por medio de la fe en Cristo,
nadie puede entrar al cielo. Esta noticia es ciertamente tropezadero
para los religiosos.
F) ¿Cuál es el resultado de recibir esta justicia de Dios por medio de la
fe? “siendo justificados gratuitamente por su
gracia”. La palabra justificar del griego “dikaiosis” denota el acto de “pronunciar o declarar justo o
absuelto de una culpa”. En cuanto a esto, debemos hacer dos
distinciones:
1- Debemos distinguir la justificación del perdón. Ambas
gracias están estrechamente relacionadas y son absolutamente necesarias,
pero no son lo mismo en esencia. El perdón implica que yo he sido
hallado culpable, pero que la persona ofendida renuncia a una compensación
equitativa. Pero la justificación implica que he sido juzgado y hallado
y declarado inocente, como si siempre hubiese obedecido la ley. Creo que
una ilustración nos puede ayudar: Imaginemos que tomo los espejuelos de
un hermano y los arrojo al piso y los destrozo en 25 pedazos. Hay un mal
hecho que debe ser repuesto. Si la persona renuncia a recibir de mí un
pago por el daño, entonces eso es perdón. Pero si la persona me ha
evaluado y ha determinado que yo soy inocente de ese daño, entonces eso
es justificación. Obviamente, la justificación no tiene nada que ver
con mi obediencia, sino que como se ha dicho, esta fundamentado en la
obediencia perfecta de Cristo imputada por la fe. ¡Que glorioso es esto!
No se trata solo de que Dios rehúsa un pago por una compensación
equitativa de nuestra parte; además de esto, en Cristo, Dios nos ve
como si nunca hubiésemos pecado. ¡BENDITA VERDAD!
Amado hermano, Dios te ve como justo aun cuando no eres justo del
todo.
En cuanto a que ambas cosas son necesarias, veámoslo así:
Si eres justificado y no perdonado queda un problema: ¿Qué se va a
hacer con todos los pecados pasados? ¿Los echará Dios en el olvido?
No. Eso no seria justo. Pero si por otro lado todos tus pecados son
borrados, queda otro problema: Yo sigo siendo injusto y Dios requiere
que sea justo para entrar al cielo. Aquí es que entra entonces la
justicia imputada de Cristo.
2- La otra distinción es entre la justificación y a
santificación. La santificación es un estado moral, la justificación
no, sino que es un estado legal. En otras palabras, no se trata de hacer
justo a alguien (eso seria santificación), sino de declarar justo a
alguien en el tribunal divino. Cuando por la fe soy unido a Cristo y su
obediencia me es imputada, en base a esa obediencia soy declarado justo
o inocente delante de Dios. La santificación es un proceso gradual en
el que soy hecho justo, mientras que la justificación es un acto único
en el que soy DECLARADO JUSTO ante el tribunal de Dios. ¿Tiene esto
alguna importancia? Ilustrémoslo de esta manera: imagine que usted es
llevado a un tribunal por un delito. Obviamente usted quiere que le
declaren inocente. El juez entonces le da dos opciones: La primera es,
que de ahora en adelante usted tiene que vivir una vida intachable y sin
equivocarse. Si usted cumple, entonces se le declarara inocente. Creo
que esta opción no lo alentaría mucho, en especial al considerar que
es imposible no equivocarse. La otra opción es que en ese preciso
momento el juez deja por escrito que usted es inocente y de ahora en
adelante usted trata de vivir mostrando que usted realmente es inocente.
A la hora de toparnos con nuestras debilidades, deberíamos darle
gracias a Dios porque nuestra justificación no depende de nuestras
obras.
G) ¿Para que Dios lo hizo así? El pasaje sugiere dos propósitos generales:
1- Favorecer al injusto, sacándole de su
desesperada condición y dándole un camino para llegar a El. Esto queda
evidenciado en el verso 26 donde se dice que por medio de esta obra El
“justifica al que es de la fe de
Jesús”.
2- Mostrar su gloria, en especial la gloria de
su gracia y la gloria de su justicia. La gloria de su gracia queda
demostrada al Dios proveer a injustos que solo merecen el infierno la
justicia que los lleva al cielo sin estos tener que pagar ni un centavo:
“gratuitamente”. Dios no exige que se pague para obtener esta
justicia. Dios solo exige que se extienda la mano necesitada.
Por otro lado, la gloria de su justicia,
porque no ha hecho nada que contradiga su Santa naturaleza. Por un lado,
Dios no dejó de castigar el pecado, sino que lo castigó en Cristo. Por
otro lado, Dios no dejó de requerir una obediencia perfecta como su
naturaleza lo demanda. En Cristo castigó el pecado de sus hijos y es
Cristo quien obedece perfectamente la ley por mí.
En una sola persona, su Hijo amado, mostró al
mundo que El se toma muy en serio la gloria de su amor y la gloria de su
justicia.
APLICACIONES
1- La doctrina de la justificación por la fe
es un motor para nuestra gratitud. Evaluemos por un minuto nuestras
vidas, teniendo memoria de nuestras injusticias. ¿Sabes por que Dios
decidió en su soberanía darte esa justicia que no merecías? Si
encuentras la respuesta por favor dímela porque yo no la se. Lo único
que se es que la razón no estaba en nosotros, pues hemos sido injustos
delante de Dios. Alabada sea la gloria de su gracia. Que el amor de Dios
en Cristo nos constriña a vivir mas para Él.
2- La doctrina de la justificación por la fe
es un motor para nuestra confianza. Si Dios nos dio a su Hijo como la
base de nuestro perdón y justificación ¿Cómo no nos dará también
con el sustituto lo que necesitamos para nuestra santificación? Si nos
declaró justos y nos aceptó por los meritos del sustituto, ¿Cómo no
nos dará también con el sustituto lo que necesitamos para El hacernos
justos por su Espíritu?
3- Por otro lado, haciendo el balance, no
olvides amado hermano que fuimos justificados no por ser santos (éramos
injustos), sino que fuimos justificados para ser santos y reflejar en
nuestras vidas la realidad de que somos inocentes ante Dios. La
santificación en tu vida demostrará si has sido justificado en el
tribunal divino. Este es el punto de Pablo en Romanos 6. Después de
mostrar que somos justificados solo por la fe sin las obras de la ley,
pregunta: ¿pecaremos para que la gracia sobreabunde? De ninguna manera,
pues si hemos muerto al pecado, ¿Cómo viviremos en el? Deberíamos
reflejar con nuestras vidas que hemos sido justificados ante Dios.
4- La doctrina de la justificación por la fe
es un motor para nuestra seguridad. Muchos son los creyentes que caen en
depresión porque creen que su aceptación ante Dios depende de su
santificación. Mis pecados y mis debilidades no me pueden separar de
Cristo; muchos menos influyen en mi declaración de inocencia. Mi
aceptación ante el tribunal divino no depende de lo que hago o deje de
hacer, sino de lo que Cristo hizo por mí. Esta bendita verdad fortalece
mi seguridad de salvación.
5- ¿Por qué nos da tanto trabajo tratar a
nuestros hermanos como personas justificadas? Recordemos que no somos más
justos que nuestros hermanos. Nuestra debilidad o pecado no nos hace
menos justos ante Dios. La misma justicia que recibiste la recibió el
otro hermano. No se trata de la justicia individual de cada persona,
sino de la justicia de Cristo que ambos recibieron.
6- A los amigos: Eres injusto. Si pretendes
llagar al cielo por tus buenas obras, ellas nos serán suficientes.
Necesitas la justicia de Cristo. Para recibirla solo tienes que
reconocer tu estado de injusticia y extender los brazos de la fe,
abrazar a Cristo y seguirle. No tienes otro camino. Preguntarás: ¿Por
qué solo en Cristo? ¿Por qué no hay otros 5 caminos? ¿Por qué Dios
tiene una mente tan cerrada? Solo piensa en esto amado amigo: imagina a
un Dios autosuficiente, absolutamente Santo, quien decide crear un mundo
y habitarlo con animales y plantas. Luego corona su creación con un ser
especial llamado “hombre”, a quien hace virrey de la creación,
coronándolo de gloria y autoridad sobre el resto de la creación. Pero
el hombre, en ingratitud, le da las espaldas a su creador y desafía su
ley. ¿No seria justo que Dios los destruyese a todos? Sin embargo, en
su gracia y justicia, el provee a un sustituto, su Hijo, a quien castiga
en lugar del pecador. Luego toma su justicia y la usa para vestirlo y
cubrir su desnudez espiritual. Amado amigo, ¿te atreverías a decirle a
Dios cara a cara: “Dios, no has hecho suficiente”. ¡Cuánto mayor
castigo recibirá aquel que pisoteare la sangre del Hijo de Dios.
Por otro lado, si no eres creyente y estas desesperado porque el peso de
tu pecado te hace creer que no podrás alcanza el cielo, déjame decirte
que tiene la razón. Por ti mismo no puedes. Pero alégrate con esta
buena noticia: La justicia que necesitas, Dios te la da y solo necesitas
recibirla por fe en su amado Hijo. No desperdicies tu tiempo. Recíbela
ahora y ven a disfrutar de lo que es ser justificados en Cristo.
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