¿Quién
Está Bíblicamente Autorizado
Para Administrar Los Sacramentos u Ordenanzas?
Por Jorge L. Trujillo
Para
poder responder apropiadamente a esta pregunta es importante entender
claramente que es la Iglesia de Cristo y que significan los sacramentos
según la fe Bíblica Cristiana. En
primer lugar, la iglesia de Cristo es mucho más que un grupo de gente
que cree lo mismo y piensa igual. La iglesia es una institución
establecida por Dios mismo y que tiene a Cristo como su cabeza.
Esto significa que es una organización que tiene orden y
gobierno así como responsabilidades, derechos y privilegios.
Dios
ha establecido un orden muy claro para el funcionamiento apropiado de la
iglesia visible y por eso debemos de entender cual es ese orden.
En el libro de Hechos, en Efesios así como en Timoteo y Tito
encontramos este orden establecido por Dios por medio de Oficinas
especiales las cuales tienen su función y responsabilidad para el buen
funcionamiento de la Iglesia. En
Efesios leemos que Dios estableció Apóstoles, Profetas, Evangelistas y
Pastores Maestros para la edificación de los santos.
Estos oficios tienen cada uno una tarea especial la cual debe ser
llevada a cabo. Por ejemplo,
los Apóstoles y Profetas existieron durante el ‘comienzo’ de la
iglesia para establecer firmemente sus doctrinas fundamentales y dejar
bien delineadas las bases de nuestra fe.
Es por eso que la Biblia dice que la Iglesia ha de ser edificada
sobre “el fundamento de los Apóstoles y Profetas” (Efesios
3). Pablo dice que una vez
el fundamento ha sido puesto, cosa en la que él trabajó arduamente, lo
que queda entonces es ‘edificar’ sobre ese fundamento (1 Corintios
2.) Eso significa que
aunque la tarea de los "Apóstoles y Profetas" quedó atrás,
totalmente cumplida con el establecimiento de las doctrinas cardinales
de la fe Cristiana, lo que queda es que se edifique los miembros de la
iglesia sobre esas doctrinas ya establecidas tal como las encontramos en
la Biblia. Por esa razón
las oficinas de evangelistas y pastores-maestros ( Hechos 20:28; 21:8; 1
Tim. 3:1ss; Tito 1:7ss: ) siguen con esa tarea.
Ambas oficinas trabajan en conjunto en la iglesia local y
mientras que el evangelista, el cual puede ser el mismo pastor de la
congregación, u otro hermano debidamente ‘llamado y enviado’ (Hechos
13:1-2) para tal labor con la autorización de la iglesia local y sus líderes,
se dan a la tarea de propagar el evangelio para ganar almas para Cristo
y los educan y pastorean para su crecimiento espiritual, emocional y físico
(1 Ped. 5:2) sobre la base bíblica ya expuesta por los Apóstoles y
Profetas del pasado.
Para
continuar la tarea de ‘edificación’ en la iglesia se ha establecido
las oficinas locales de ancianos (obispos o presbíteros) quienes que se
dedican a la tarea de ‘pastorear y enseñar’ así como la de
‘gobernar’ la iglesia y los ayudantes a estos, los diáconos (Heb.
13:17). Los ocupantes de
estas oficinas de liderazgo en la iglesia deben solamente aquellos
varones más altamente calificados para ello de acuerdo a lo establecido
en la Escritura y con la aprobación de los miembros aprobados de la
iglesia local. Los líderes
tienen por lo tanto autoridad de gobierno en la iglesia para dirigirla
de la manera bíblica para la extensión del evangelio y el
fortalecimiento de sus miembros ( 1 Tim. 5:17 ).
Este ‘gobierno’ incluye no solamente la dirección didáctica
y organizativa sino también la aplicación de ‘disciplina’ conforme
sea necesario . Solamente
los líderes de la iglesia tienen la autoridad de ‘recibir’,
‘disciplinar’ o ‘rechazar’ (expulsar) miembros de la congregación
aplicando los principios bíblicos pertinentes.
(Mat.16:19; 18:18)
En
Segundo lugar debemos entender el significado de los sacramentos u
ordenanzas. La iglesia
Cristiana cuenta con dos sacramentos, el bautismo en agua y la cena del
Señor. Primeramente, el bautismo en agua es mucho más que una
‘muestra’ pública de ‘aceptar a Cristo’ como algunos piensan. El bautismo es una ceremonia eclesiástica que simboliza la
salvación (Mateo 28:19) y por eso está tan
ligado a la profesión de fe (Marcos 16:16).
Por medio del bautismo se ‘recibe’ a un nuevo miembro a la
comunión de los santos y al cuerpo visible de Cristo (1 Cor. 12:13).
Esta recepción de nuevos convertidos por medio del bautismo les
hace parte del cuerpo visible de Cristo que es la iglesia local (Hechos
2:41; 16:14-15). Pero no
solamente es una recepción al cuerpo de creyentes visible sino que
también es una señal de pertenencia al Nuevo Pacto (Col. 2).
Esto indica que el bautismo puede llegar a ser tanto una
bendición como una maldición para quienes lo reciben. Al ser miembro
del pueblo del pacto de Dios, el nuevo miembro ha de recibir las
bendiciones que conllevan la obediencia a los mandamientos divinos y por
el cumplimiento de su responsabilidad como tal.
Por otro lado, la desobediencia y quebrantamiento de los
mandamientos divinos pueden traer sobre el que ha sido bautizado el
castigo divino lo cual puede ser la disciplina temporal, la separación
de la protección del cuerpo de creyentes siendo expuesto a los ataques
de Satanás o puede aun llegar a incluir la misma muerte física o la
muerte eterna del desobediente.
La
Cena del Señor es también una ceremonia eclesiástica que tiene
significados muchos más allá que un simple memorial o recordatorio.
La muerte de Cristo es conmemorada en cada ceremonia de Santa Cena.
La futura venida de Cristo y nuestra esperanza de resurrección y
vida eterna son también puestas en perspectiva cuando se come la Cena
del Señor. Además, las
bendiciones de ser miembros del pacto de Dios son puestas en alta
relevancia cuando se participa de la misma.
(1 Cor. 11:23-32)
La
Biblia nos indica de la seriedad que toma este acto cuando se participa
del mismo impropiamente sin
discernir el cuerpo y la sangre de Cristo.
Hay pena de castigo, enfermedad y muerte para aquellos que comen
indignamente la cena del Señor. Esto
nos ‘confirma’ que hay gracia, perdón, salud, vida y bendiciones físicas
y espirituales asociadas con el buen uso de este sacramento cuando
recordamos la muerte de Cristo por nosotros.
El Apóstol Pablo nos indica que la iglesia tiene autoridad para
‘limitar’ a alguien la participación en la Cena del Señor si esa
persona tiene una vida de constante pecado sin arrepentimiento visible.
Por
lo tanto, la administración de los Sacramentos u Ordenanzas del
Bautismo y la Santa Cena son parte integral del gobierno de la iglesia.
Es la tarea del ministro ordenado (o pastor principal) de cada
congregación bautizar (recibir) nuevos miembros o dar la comunión (confirmar)
a los miembros de la iglesia. El
pastor o los ancianos como líderes llamados por Dios y ordenados a sus
puestos como representantes autorizados con el pleno consentimiento de
la congregación están llamados a la tarea de administrar los
sacramentos. Estos pueden pedir la ayuda a los diáconos para tales
oficios, pero un miembro en una congregación no puede tomarse sobre sí
la libertad de administrar a otros la Santa Cena, ni tomarla por sí
solo ni tampoco puede administrar bautizos a los recién convertidos,
aun cuando estos hallan sido convertidos bajo su predicación o
testimonio, sin la debida supervisión y autorización del pastor y los
líderes de la iglesia. Él
hacerlo es un acto de insubordinación y como tal debe ser atendido por
los líderes eclesiales y la debida instrucción, amonestación y/ o
disciplina aplicada a tal persona. 07-11-07.
¡Amen!
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