¿Cómo se salvaban las personas en el Antiguo
Testamento?
-Por
Jorge L. Trujillo
Antes
de contestar le debo decir que el problema comienza cuando comenzamos a
ver la historia “partida” o dividida en “dispensaciones” y mucho
peor calificar esas dispensaciones tajantemente como “ley” y
“gracia” ya que de ahí se derivan ciertos malentendidos que de no
ser debidamente aclarados pueden causar más problemas de los que se
tratan de arreglar. Aunque
Dios ha desplegado su pacto eterno de gracia en varias administraciones (dispensaciones),
y lel énfasis han cambiado - el principio, sin embargo sigue siendo el
mismo. Hay
varias cosas que debemos mantener en mente cada vez que tratamos con el
tema de la salvación, y lo veremos a continuación.
Primero, la
Biblia enseña que la salvación es solamente “por gracia por medio
de la fe”. (Efesios 2) Esta
gracia salvadora abarca TODA la historia del mundo (Hebreos 11:1, 6ss),
comenzando desde Adán hasta el último ser que viva sobre esta tierra.
Nadie ha sido, ni es, ni será salvado sino solamente por la Soberana
Gracia de Dios. Como sabemos,
la razón por la cual la salvación es por gracia es por que si no fuera
de esa manera NADIE fuese salvo ya que la salvación por obras es
imposible (Romanos 3:23; 6:23).
El Apóstol Santiago nos recuerda que el que guarda toda la ley (mandamientos
de Dios) y fracasa en un punto ha violado TODA la ley (Santiago 2:10).
Es decir la demanda de Dios al hombre es “obediencia
perfecta” (Mateo 5:48). Pero
eso nos lleva a tomar un paso más hacia atrás al principio de la creación
del hombre. Dios hizo un
Pacto de obras con Adán (Oseas 6:7)
Cuando Dios pone a Adán en el huerto de Edén le da un mandamiento
(LEY) la cual el debe seguir fielmente para poder ALCANZAR la vida eterna.
Como nos dice la Escritura Adán “quebrantó el pacto” trayendo
condenación para él y toda su descendencia (Romanos 5:12, 19, 21.)
Al darse cuenta que estaba en pecado, Adán y su mujer cocieron vestidos
de hojas para “cubrir” su desnudez (Génesis. 3).
Este esfuerzo por parte del hombre le identifica con “las
obras” humanas aparte de la fe. Vemos
en la historia del Génesis que Dios cubre la desnudez de Adán proveyendo
pieles posiblemente de un par de corderos para que la culpa de Adán fuese
cubierta.(Génesis 3:21) Dios
había dicho a Adán que “el día” que comas del árbol de la ciencia
del bien y del mal, ese día morirás (Génesis 2:17).
La Biblia nos enseña que Adán trajo muerte espiritual a toda la
humanidad PERO la muerte FÍSICA no la recibe inmediatamente.
Dios no mata a Adán físicamente por su pecado sino que cubre su
desnudez matando a un animal ‘inocente’ en su lugar – ¡Eso es
GRACIA! Como todos sabemos ese acto apunta hacia la obra redentora de
Cristo, el cordero de Dios en la cruz del Calvario.
Pero el
problema sigue. Aunque Adán
antes de pecar tenía toda la capacidad para no pecar, ahora después de
la caída pierde es capacidad pues se ha hecho ‘ESCLAVO DEL PECADO’ y
toda su descendencia junto con él. SIN
EMBARGO Dios sigue demandando obediencia perfecta (Santiago 2:10;
Romanos 10:5) . El simple hecho de que el hombre no puede obedecer a
Dios perfectamente no le ‘libra’ de la responsabilidad que le sigue
siendo impuesta por Dios. Dios
tampoco aliviana esa responsabilidad aflojando sus demandas al hombre –
Dios sigue demandando obediencia perfecta.
El punto al
cual quiero llegar es que EN REALIDAD la salvación eterna fue, es y SIGUE
SIENDO por medio de la obediencia perfecta a la ley de Dios.
Lo fue para Adán, lo fue para los hombres que vivieron en el
Antiguo Testamento y lo sigue siendo para nosotros hoy en día.
La demanda de Dios es y siempre ha sido esa y no ha cambiado –
aunque NADIE nunca ha podido ni podrá cumplir con tal demanda divina.
La diferencia está entonces en que en el pasado (antes de la
cruz), el énfasis estuvo siempre puesto en la necesidad obligatoria para
el hombre de seguir los mandamientos de Dios al pie de la letra sin fallar
en nada. Esos mandamientos son más que una práctica ‘externa’
sino como bien lo aclaró Cristo en el Sermón del monte está involucrado
‘el corazón’. No basta
con decir “yo no he matado”, el simple hecho de sentir ‘rencor’
hacia el prójimo es suficiente para ser contado como asesino (Mateo
5:21-22). No es decir “yo nunca he cometido adulterio”, sino que el
simple hecho de mirar una mujer y codiciarla es suficiente para ser
contado como “adultero”. (Mateo 5: 27-29)
En el sermón del monte Cristo predicó la LEY.
Ese fue el comienzo de sus enseñanzas las cuales dice para
terminar “sed perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es
perfecto”. (Mateo 5:48). Cristo re-enfatizó la LEY en
todo su rigor. ¿Cuál
fue el propósito? Simplemente que si había alguno que osara decir “yo
he cumplido TODA la ley”, se diera cuenta en realidad no lo había hecho.
Por eso Cristo pudo decir “no he venido a abrogar la ley sino a darle
cumplimiento”. Hasta que
Cristo vino NINGUN HOMBRE había podido llenar los requisitos divinos del
cumplimiento total y perfecto de la ley.
Volviendo a
su pregunta ¿Cómo se salvaban las personas en el Antiguo Testamento?
La respuesta es “de la misma manera que se salvan en el Nuevo
Testamento – Por la gracia de Dios por medio de la fe”.
El hecho de que el énfasis estuvo antes puesto en el cumplimiento
de la ley era con el fin de demostrar “la corrupción y depravación
total del hombre”. Pero
aquellos que eran salvos eran porque POR LA GRACIA DE DIOS entendían que
solamente debían poner su fe en Dios y no en las obras de ellos tratando
de cumplir los mandamientos de Dios.
Por esa razón la Biblia nos habla que en el Antiguo Testamento
existía “UN REMANENTE” (Isaías 10:22; Romanos 9:27) dentro
del pueblo de Dios. Como en
los días de Elías ese remanente que seguía fielmente a Dios y no se
alejaba de Él había sido “escogido por Gracia” y por eso
permaneció según nos dice el Apóstol Pablo en (Romanos 11:3).
Cuando esa gente “ponía su fe en Dios” le era contado por
Justicia, tal como Abraham (Romanos 4).
Es decir Dios les consideraba justos como si NUNCA hubieran
quebrantado la ley de Dios (Romanos 5:1).
Dios podía decir “son salvos porque son rectos y han cumplido mi
ley”. Es ahí donde entra
el asunto de la fe y la salvación por medio de la gracia.
Los
sacrificios del pueblo de Israel en el Antiguo Testamento apuntaban hacia
la realidad de Cristo muriendo por nuestros pecados (y los de ellos) una
vez y para siempre. El
sacrificio de un corderito bajo la ley de Moisés tenía validez no porque
la sangre del cordero fuera pura, ya el escritor de Hebreos nos dice que
tales sacrificos "nada perfeccionaron" y por tanto debían ser
hechos continuamente (Hebreos 10), sino que el valor estaba en lo que representaba – el
sacrificio perfecto de Cristo. De ahí
que una persona pudiera ser declarada perdonada después de ofrecer tal
sacrificio de acuerdo a la ley. Pero
al ser simplemente la sombra de lo venidero debía ser repetido una y otra
vez para que el pueblo entendiera que a través de ese sacrificio de un
cordero inocente (tal como hizo con Adán) lo que estaba funcionando era LA GRACIA
DE DIOS como remedio para el
que no ha podido cumplir las obras que Dios demanda.
Por eso, podemos ver la gracia de Dios en los sacrificios del
Antiguo Pacto. Cuando un
hombre entendía que había pecado y llevaba su cordero al sacerdote para
‘pagar’ por su culpa, ese hombre debía de entender que quien debía
morir era él mismo y que el corderito había tomado su lugar – pero eso
requiere “fe”.
En el Nuevo
Testamento LA DEMANDA DIVINA sigue siendo la perfección ante Dios
cumpliendo TODAS las demandas de la ley para poder ser salvo.
Si algún hombre pudiera verdaderamente cumplir todas las demandas
de Dios, muy ciertamente podría reclamar a Dios con todo derecho “¡Me
he ganado la salvación! Y Dios estaría ‘obligado’ a conceder esa
salvación. PERO sabemos que ‘TODOS han pecado y están destituidos de
la gloria de Dios’ (Romanos 3:23.)
La ley en realidad es presentada para “exhibir el pecado”.
POR ESA RAZÓN, el énfasis ya no está puesto en ‘cumplir a la
perfección’ las demandas divinas SINO que se dice al hombre “CREE Y
SERES SALVADO”. La forma de
salvación es la misma, el énfasis, sin embargo no es el mismo, por eso
el Apóstol Juan puede decir lo siguiente:
Juan
1
17
Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad
vinieron por medio de Jesucristo.
¿Quería
decir Juan con eso que no había gracia antes de que Cristo viniera?
¡De ninguna manera! Lo que sí significa es que el ‘énfasis’
ya no es puesto mayormente en “la ley” (la demanda divina sobre el
hombre) sino en el favor divino de Dios al hombre.
En el AT se enfatizaba la obediencia perfecta a la LEY, aunque se
ofrecían ‘medios de gracia’ que funciona por la fe como lo eran los
sacrificios continuos, personales y anuales.
En el Nuevo Testamento se enfatiza LA FE como el medio de Gracia
aunque la LEY de Dios sigue vigente a todos los hombres.
Los que creen
en Cristo, Por medio de ESA FE le es contada la justicia - ¿Pero cuál
justicia? No la nuestra por "creer"
sino la justicia del que cumple toda la LEY, la justicia de Cristo
siendo imputada a nosotros:
Romanos
3
20
ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado
delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la
justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;
22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,
para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,
Dios nos
declara justos ante su ley, libres de condenación y merecedores de la
vida eterna y por eso “justificados pues por la fe tenemos paz
para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”.
Cuando creemos ‘nuestra fe en Cristo’ (la cual es don
de Dios) nos es contada a nuestra cuenta por justicia o mejor dicho
"la fe sirve como 'medio' para que la justicia de Cristo (el cordero
inocente) nos
sea contada
a nosotros".
Los teólogos
suelen hablar de la ‘obediencia pasiva’ y la ‘obediencia activa’
de Cristo. En cuanto a la
obediencia activa es referencia a que Cristo en su vida cumplió con TODA
la ley perfectamente. Cristo
(el Segundo Adán) ha sido le único hombre capaz de cumplir TODA la ley
de Dios. La obediencia pasiva
es referencia a la manera en que se presentó y puso su vida para morir
por los pecados cometidos por TODO su pueblo.
Aunque no debemos olvidar que Cristo fue activo en su obediencia
pasiva y activo en su obediencia pasiva.
Romanos 5:19
19
Porque así como por la desobediencia de un hombre (Adán) los muchos
fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia [pasiva y
activa] de uno (Cristo), los muchos serán constituidos justos.
En fin de
cuentas al ser declarados justos por participar “por medio de la fe”
de la justicia de Cristo – somos contados como aquellos que NUNCA han
roto la ley divina y por eso somos salvos POR GRACIA por medio de la FE al
mismo tiempo que somos salvados por el cumplimiento PERFECTO DE LA LEY que
es como Dios nos ve - esa es nuestra posición eterna en Cristo. Por
eso el
mensaje central del evangelio dice “si alguno está en Cristo...”.
En Cristo somos declarados perfectos – eso es justificación.
Tanto antes de la cruz como después de la cruz el sistema es el
mismo: ‘SALVACION POR GRACIA POR MEDIO DE LA FE’.
¿En manos
de quien estaba la salvación?
En realidad
durante el Antiguo Pacto como durante el Nuevo Pacto la salvación “está
en manos del hombre” y a la misma vez “está en manos de
Dios” - son dos caras de una misma moneda, recordemos las palabras de
Jonás quien dijo en el Antiguo Testamento “la salvación es de Jehová”
(Jonás 2:9) (la salvación en manos de Dios); y en Habacuc el
profeta dice “el justo por su fe vivirá” (Habacúc 2:4) (la
salvación en manos del hombre). El llamado del evangelio es
“arrepentios y convertios”, y también “tened fe” – al hombre le
es presentado por Dios un mandamiento – CREER.
El mensaje del evangelio es tanto una ‘oferta’ como un
‘mandamiento’ (Hechos 17:30), por eso es pecado no creerlo. En
el Antiguo Pacto, siguiendo el propósito del periodo (declarar la ley),
el énfasis de la demanda divina era puesta en el cumplimiento perfecto de
la ley: “obedeced los
mandamientos” y al mismo tiempo era “arrepentios y convertios”.
Sin embargo, en realidad tanto allá (AT) como acá (NT) solamente
se consigue lo que Dios ofrece por medio de la obra misma de Dios. El pueblo del pasado no podía ‘obedecer’ debidamente los
mandamientos divinos porque para tal cosa era necesaria la “fe” que
ellos no poseían.
Romanos
9
30
¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han
alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe;
31 mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la
alcanzó. 32
¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de
la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo
El pueblo del
presente, tal como el Israel del pasado no puede obedecer debidamente el
llamamiento al arrepentimiento porque tampoco poseen la fe necesaria (Hebreos
11:6):
Romanos
8
7
Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra
Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Por
eso la fe es don de Dios al hombre (Efesios 2, Fil. 1:29)
para que este pueda cumplir con las demandas presentadas por el
mismo Dios, y esa fe es dada “por gracia divina”.
Como mencionamos arriba en el Antiguo Pacto el remanente que era
salvo lo fue por la gracia de Dios y por eso ellos eran fieles
‘creyentes’ a Dios cosa que los otros no podían hacer, lo mismo
ocurre en el tiempo presente.
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