Apasionados por Cristo
Jorge L. Trujillo
Filipenses
3:7-9
“7
Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida
por amor de Cristo. 8 Y ciertamente, aun estimo todas las
cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo
Jesús,
mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por
basura, para ganar a Cristo, 9 y ser hallado en él, no
teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por
la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;.”
Pasión:
Sinónimos: fervor,
fuego, celo, ardor
I.
El Reino de los Cielos
Las dos
descripciones dadas por Cristo en Mateo 13 con respecto a la
conducta delo que es semejante el reino de los cielos nos dan la
idea de lo que hace todo aquel que verdaderamente ‘encuentra’ el
reino. Encontrar el
reino tiene que ver con la capacidad para ver, entender y apreciar
el verdadero mensaje del evangelio.
Mateo
13
44
Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido
en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y
gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.
45
También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca
buenas perlas, 46 que habiendo hallado una perla preciosa,
fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.
A.
El Reino es Presente
Aunque
el reino de los cielos espera aun su manifestación
eterna (Mateo 25:31) después de la resurrección de los muertos, el
reino de lo cielos no es algo únicamente futuro sino una realidad
presente. Para
Jesús el reino de los
cielos es presentado como un concepto que es alcanzable en este
tiempo. Jesús ha traído
el reino de los cielos a la tierra. En sus días en la tierra antes
de su muerte Jesús decía: “arrepentios y convertios porque el
reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17), después de
su resurrección Jesús siguió proclamando “el reino de Dios”
hasta que fue levantado al cielo (Hechos 1:3).
Para Cristo el “reino de los cielos” era ‘sinónimo’
al “reino de Dios”. A
los fariseos dijo “Pero si yo por el Espíritu de Dios echo
fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de
Dios. ” (Mateo 12:28.)
Tanto
Pablo como los discípulos de la iglesia predicaba a los hombres
“el evangelio del reino” (Hechos 8:12;19:8; 20:25; 28:23,31,
Romanos 14:17). El
reino se hace visible por medio de los participantes en el reino,
los miembros de la iglesia quines han sido trasladados al reino y
obran en él (Colosenses 1:13; 4:13.) Finalmente, Jesucristo mismo
es el rey del reino (Hechos
2:35; Colosenses 1:3; Apocalipsis 1:9) por eso fue que cuando el
vino a la tierra, el reino vino con Él.
C.
El Reino es Espiritual
Las
dos cortas ilustraciones presentadas por Jesús nos dicen que el
reino de los cielos es como un “tesoro escondido” en un campo y
“una perla preciosa hallada”.
El punto de la historia está en que el reino de los cielos
ha sido comparado con objetos que tienen gran valor entre los
hombres. Tanto el
tesoro como la perla son objetos de grandísimo valor y de acuerdo a
Cristo, cualquiera que haya “el tesoro” o “la perla” del
reino de los cielos sin duda alguna actuará de igual manera a como
procedieron aquellos dos personajes de su
historia. Ambos
personajes “vendieron todo lo que tenían” con el fin de comprar
el campo donde estaba el tesoro y obtener la perla de gran valor.
Tanto
el tesoro como la perla representan a Cristo mismo.
Es Cristo y Su mensaje (el evangelio) aquello de gran valor
lo cual todos aquellos quienes le encuentran.
Tal como no todo el mundo tiene la dicha de encontrarse con
un tesoro o una perla preciosa, de igual manera, así también es
con los asuntos del reino. Es muy posible que algunos teniendo el tesoro frente a sus
ojos no puedan apreciar su valor y otros teniendo la perla preciosa
en sus manos no puedan apreciar su belleza.
Son muchos los que estando cara a cara con Cristo le
rechazaron y muchos hoy continúan haciendo lo mismo. La
Biblia dice hablando de Cristo que “a lo suyo vino y los suyos no
le recibieron” y también que “la luz (Cristo) vino a este mundo
pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz” (Juan 1).
Como es posible despreciar y rechazar tan fácilmente algo de
tan gran valor como Jesucristo.
Como es posible rechazar al autor de la vida y escoger las
tinieblas antes que la luz. Solamente
porque el hombre en su estado natural tiende siempre hacia el pecado
y la oscuridad. El
hombre nos dice la Biblia está ciego y sordo a las realidades del
evangelio y de Dios. Por eso el hombre rechaza el tesoro escondido y la perla
preciosa.
El
reino de los cielos en la tierra es un reinado de carácter
espiritual el cual no todos son capaz de ver y comprender.
Para ver el reino de Dios hay que tener vista y sentidos
espirituales. Jesús dijo “el que no naciere de nuevo no puede
ver ni entrar al reino de Dios” (Juan 1).
La Biblia nos deja ver claramente que “el hombre natural
no comprende las cosas del espíritu porque le son locura y se han
de percibir espiritualmente” (2 Corintios 2:14).
Los discípulos preguntaron a Jesús porque hablaba en parábolas
y Jesús les dijo “Porque a vosotros os es dado
saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les
es dado. 12 Porque a cualquiera que tiene, se le dará,
y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será
quitado”. El poder ver y entrar el reino de los cielos ocurre solamente
por la gracia de Dios. La
Biblia dice que “es pues la fe por el oir y el oir por la Palabra
de Dios” (Romanos 10). ES
la palabra la que produce el oido espiritual al darnos la vida de
Dios por medio del Nuevo nacimiento.
Santiago nos dice “El, de su voluntad, nos hizo nacer
por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus
criaturas” (Santiago 1:18 ).
Así
que si nosotros hemos llegado a ver el “tesoro Escondido” o a
apreciar la belleza de la “perla preciosa” ha sido por la
misericordia y la gracia de Dios. Tal como dijera el apostol Pablo
“por gracia sois salvos por medio de la fe y esto no de
vosotros sino que es don de Dios”. (Efesios 2)
D.
El Reino es Costoso
En
las ilustraciones presentadas por Jesús se nos dice que ambas
personas “vendieron todo lo que tenían” para poder tomar posesión
de aquello que habían hallado.
Es importante este punto porque el mensaje centra está en
que ellos se despojaron de todas sus posesiones para solo quedarse
con lo que habían hallado. Es
posible que ellos hubieran trabajado toda su vida para tener lo que
tenían y tuvieran gran apego a todo aquello, sin embargo de
deshicieron de eso. El
punto está en que no se pueden tener ambas cosas a la misma vez.
Si se tienen las “posesiones” por muy buenas que sean, no
se puede obtener el tesoro o la perla preciosa.
Las
posesiones “todo lo que tenía” nos representa todo lo que fue
obtenido en la vida. En algunos lo podemos igualar a bienes materiales como el
dinero, en otro la fama (un buen nombre) en otros los títulos, en
otros quizás “todo lo que tiene” representa una posición
social, etc. Sin embargo para “tener a Cristo” hace falta dar la
espalda a una visión terrenal de la vida con glorias terrenales
para centrar su esfuerzo y mirada en las “glorias terrenales”.
Jesús dijo a sus discípulos
Lucas
12 (Mt.
6.19-21)
32 No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le
ha placido daros el reino. 33 Vended lo que poseéis, y
dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los
cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye.
34 Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también
vuestro corazón.
Hoy
día muchos desean a Cristo sin dejar el tesoro terrenal.
Enamorados del mundo nunca alcanzaremos a Cristo.
II.
El Ejemplo de Pablo
En
la cita que hemos escogido para estudiar hoy encontramos que Pablo
nos habla de la manera en que dejó de ser todo lo que era con el
fin de alcanzar a Cristo. Tal
como los personajes de la historia arriba, Pablo “vendió todo lo
que tenía” para seguir a Cristo.
Pablo hizo un intercambio o trueque, nos dice “estimo todas
las cosas como pérdida” está es la primera parte del intercambio.
La segunda parte según Pablo continúa siendo “por amor a
Cristo”.
Pablo
entendió que Cristo es el tesoro escondido y la perla preciosa por
lo tanto dejó todo como “por pérdida” o como dice en el próximo
verso “desperdicio” o “estiércol” con el fin de agradar a
Cristo.
¿Significa
esto que no se ha de trabajar o no hemos de educarnos o no
buscaremos tener un lugar más cómodo para nuestra familia? De
ninguna manera. El
punto está en el lugar de prioridad donde están puesta las cosas
con respecto a Cristo. El mismo dijo:
Mateo
19
Y
cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o
madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien
veces más, y heredará la vida eterna.
Dios
se preocupa de los suyos y si usted pone a Cristo en primer lugar
dejando todo lo demás, entonces cumplimos el mandamiento que dice
“más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia”
y recibimos de nuestro padre “todas las cosas por añadiduras”.
Esa es la bendición del Evangelio, es Dios quien suple para
nosotros todo lo necesario.
La
Pasión de Pablo
Pablo
había dejado como “perdida” todo lo que para el era de gran
estima con el fin de
ser fiel a Cristo. Hay
cosas que aunque tienen mucho valor de un punto de vista humano, se
convierten en tropiezo para la vida espiritual.
Pablo tuvo que deshacerse de su ‘curriculum vitae’ para
obtener a Cristo. Pablo tenía mucho de que gloriarse pero todo eso
que el poseía no le servía de nada en cuanto a agradar a su Señor.
El prefirió tener pérdida material pero ganancia espiritual.
Todo lo que para el en un tiempo representó su ‘posición
o estatus’, ‘su liderazgo religioso’, ‘su renombre’, ‘su
estima’ fue dejado por perdida, es más, Pablo dice que ‘aun lo
tengo todo por basura (literalmente ‘estiercol’) con el fin de
alcanzar el conocimiento de Cristo.
Es decir, no fue algo que Pablo dejó por un momento para
luego volver atrás a recogerlo, el dejó todo aquello total y
finalmente para enfocar su vista solamente en Cristo.
Tal como aquellos dos hombres de la parábola de Jesús Pablo
despreció todo lo que el era y todo lo que poseía con el fin de
obtener “el tesoro escondido” y “la perla preciosa” que es
Cristo. En Pablo
tenemos un gran ejemplo de lo que es dejarlo todo para seguir a
Cristo.
La
Pasión por Cristo
Amados,
para poder tener una verdadera pasión por Cristo debemos entender
que Él es el más preciado tesoro que podemos tener.
Cristo es la perla más valiosa de todas. Es el nuestro amado,
nuestro Salvador y nuestro Señor.
Muchos están todavía apasionados por los asuntos de este
mundo. La Biblia dice “los deseos de los ojos, los deseos de la
carne y la vanagloria
de la vida, no provienen del Padre sino del mundo, y el mundo pasa y
sus deseos..”. ¿Cómo
es posible que muchos todavía quieran dividir su pasión entre
Cristo y el mundo? La
Biblia dice que “el que ama al mundo y las cosas del mundo, el
amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15.)
La
pasión por Cristo produce gozo espiritual, produce entrega total,
produce una verdadera alabanza y adoración, produce obediencia y
arrepentimiento. Cuando
hay pasión por Cristo no importan las distancias que haya que
recorrer para hacer la voluntad de Dios.
No existen obstáculos demasiado difíciles y no hay pero... No importa que se tengan pérdidas materiales, sociales o
religiosas por seguir a Cristo.
Aquel que ha visto la gloria del reino dice como decía el
Apóstol,
“todo lo tengo por basura por amor a Cristo”.
Cuando hay pasión por Cristo pensamos en Cristo de día y de
noche, soñamos con Cristo, vivimos para Cristo y de ser necesario
morimos para Cristo.
Jesús
requiere nuestra total atención.
El no puede ser el segundo lugar en tu vida, pero tampoco
comparte el primero. Él
dijo:
Lucas
14:25-27, 33
25
Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: 26
Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e
hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no
puede ser mi discípulo.(1)
27 Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no
puede ser mi discípulo…
33 Así, pues, cualquiera de vosotros que no
renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.
Finalmente
quiero dejarles con algunas preguntas para meditar: ¿Existe pasión
por Cristo en su vida? Si la respuesta es “NO”, entonces te
pregunto ¿Qué esperas? Pero si la respuesta es “SI”,
preguntamos ¿Cuánto has dejado.... todo?
¡Amen!
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