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Por Jorge L Trujillo


Por lo que me escribes creo que asistes a la Iglesia Católica Romana. Los protestantes no practicamos la confesión de la misma manera que los católicos. El Catolicismo enseña que debes de ir al padre o sacerdote y decirles cuales fueron tus pecados y entonces el te pide que hagas algún rezo u obra de penitencia y entonces declara que tus pecados son perdonados; pero nosotros no lo hacemos de esta manera en las Iglesias Evangélicas. Aunque eso no signifique que los miembros de la iglesias evangélicas no confiesen sus pecados ante un ministro o pastor.  Se hace pero de manera distinta, como explicaremos más abajo. 

En realidad la Confesión a un sacerdote en la Iglesia Católica Romana comenzó entre los siglos XI (11) al XIII (13) después de Cristo. Por la mayor parte de la historia de la Iglesia no existió tal práctica de Confesar los pecados ante un sacerdote (pastor).

En la Enciclopedia leemos:

El Sacramento de la Reconciliación, que incluye la confesión, se remonta al siglo XI (11). En 1215 (Siglo 13), el Cuarto Concilio de Letrán estableció que todo cristiano debía confesarse con un sacerdote al menos una vez al año para corregir el abuso de reconciliar únicamente a los pecadores notorios el Jueves Santo. 

En el siglo XIII, la penitencia se convirtió en un sacramento de la Iglesia y ahora es el sacramento principal para el perdón de los pecados. 

En 1576 (siglo 16), el cardenal Carlos Borromeo inventó el confesionario de madera para evitar el contacto físico entre el confesor y el penitente.

Para poder entender la enseñanza sobre la Confesión es necesario entender por qué y para que lo hacemos. Primero debo explicar que existen dos tipos de Confesiones pero antes daremos el significado para la palabra ‘confesión’:

Definición:

Confesión (Palabra griega: homologeō) significa literalmente “la misma palabra” o “decir lo mismo”. Es decir, en la confesión, el pecador arrepentido dice de sí mismo lo que Dios dice de él, que es pecador.

Confesión para Salvación:

Esta confesión es producto de una fe genuina en Cristo reconociéndole como Único y suficiente Salvador capaz de perdonar nuestros pecados y es la confesión que toda persona debe hacer para ser salvada eternamente y justificada ante Dios; para ser recibido a la familia de Dios como hijo. Cuando la persona se arrepiente de su pecado y recibe a Cristo como su Señor y Salvador la persona se convierte en hijo/a de Dios. El Espíritu Santo hace su morada dentro de él o ella le ayuda en su vida de cristiano.

Juan 1:12 Mas á todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, á los que creen en su nombre:

La condición de hijo/a del creyente le asegura un lugar especial en su relación con Dios y en cuanto a su herencia futura…

Romanos 8:16 Porque el mismo Espíritu da testimonio á nuestro espíritu que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios, y coherederos de Cristo; si empero padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. 18 Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada.

El ser hijo de Dios es estar en la familia de Dios, en este estado el creyente esta "en Cristo Jesús" a lo que la Biblia dice que no tiene condenación….

Romanos 8:1 AHORA pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús

La Salvación es por Gracia de Dios a sus escogidos pero estos deben de recibirla por medio de la fe en Cristo. Cuando una persona reconoce que es un pecador sin Dios y sin esperanza en el mundo, debe de confesar sus pecados a Dios para recibir la salvación que El le ofrece.

Romanos 10:8 Mas ¿qué dice? Cercana está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe, la cual predicamos: 9 Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia; mas con la boca se hace confesión para salvación.

Vemos ejemplos bíblicos de personas confesando sus pecados ante Juan el Bautista, y ante los apóstoles al momento de su conversión:

Mateo 3:6 y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.

Marcos 1:5 Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.

Hechos 19:18 Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos

Confesión para comunión con la iglesia:

Una vez el hombre o la mujer ha venido a una relación como hijo de Dios y a formar parte de esta familia, puede llegar a estar en ocasiones en necesidad de re-establecer la comunión con Dios o con los miembros de esta familia, aunque la relación no se pierde, la comunión puede perderse.

A veces nuestro comportamiento no es el más adecuado y esto nos lleva a ser disciplinados por Dios. Una de las formas en que Dios nos disciplina es al no contestar nuestras oraciones. Para que Dios nos oiga y reciba nuestra adoración o conteste nuestra oración debemos de estar comunión con Él y con nuestros hermanos. El deseo de cada creyente debe ser el de ser igual a su Padre Dios…

Efesios 5: 1 SED, pues, imitadores de Dios como hijos amados:

La falta de perdón, las ofensas, las mentiras, los malos pensamientos, o el simple hecho de no hacer lo correcto, etc. no es ser como nuestro Padre, y por eso debemos de confesar nuestros pecados. Como somos humanos todos tenemos pecados, unos mas y otros menos, pero a la verdad todos somos pecadores y para recibir perdón debemos reconocer que hemos pecado.

1 Juan 1:8 Si dijéremos que no tenemos pecado, nos engañamos á nosotros mismos, y no hay verdad en nosotros

En este contexto, podemos clasificar dos tipos de pecados, el que se hace contra Dios y el que se hace contra el prójimo. El pecado contra Dios incluye el pecado contra nuestro prójimo porque él o ella están hecho a la imagen de Dios, por lo tanto debemos de confesar "todas" nuestras faltas.

¿Ahora, a quien le confesamos, al Sacerdote o al Prójimo?

La razón por la que según la teología católico Romana, el sacerdote es quien tiene autoridad para perdonar pecados. Pensamos que esa es una mala interpretación de Mateo 16:19 y 18:18. Sin embargo es importante reconocer que cada vez que pecamos debemos confesar nuestros pecados. La Confesión de Fe de Westmister en el capítulo 15 sobre el arrepentimiento para vida dice lo siguiente:

V. Los hombres no deben quedar satisfechos con un arrepentimiento general de sus pecados, sino que es el deber de todo hombre procurar arrepentirse específicamente de sus pecados específicos. (1)
1. Salmos 19:13; Lucas 19:8; 1 Timoteo 1:13,15.
VI. Todo hombre está obligado a confesar privadamente sus pecados a Dios, orando por el perdón de ellos; (1) al confesarlos y al apartarse de ellos hallará misericordia. (2) Así también el que escandaliza a su hermano o a la Iglesia de Cristo, debe estar dispuesto a declarar su arrepentimiento a los ofendidos, (3) por medio de una confesión pública o privada, con tristeza por su pecado. Los ofendidos deberán entonces reconciliarse con él y recibirlo en amor. (4)
1. Salmos 32:5,6; 51:4,5,7,9,14.
2. Proverbios 28:13; 1 Juan 1:9.
3. Santiago 5:16; Lucas 17:3,4; Josué 7:19; Salmos 51.
4. 2 Corintios 2:8.

Aunque confesar el pecado al sacerdote o pastor no es algo necesariamente malo como muestra de arrepentimiento, la Biblia enseña que la confesión se debe hacer primeramente a aquella persona a quien ofendimos con nuestra conducta (madre, padre, hermanos, amigos, etc.), no al padre o sacerdote; y luego a Dios en oración. Un paso de confesión ante los líderes puestos por Dios en la iglesia muestra aún más que estamos verdaderamente arrepentidos. 

Antes de llegar a Dios a pedir perdón debemos de arreglar las cuentas con nuestros semejantes siempre y cuando sea posible.

Hay dos factores que debemos considerar, primero, existen pecados que solo la persona conoce y no tiene porque comentarlos con otros; y segundo, hay pecados que cometemos aun sin darnos cuenta. El Salmista David le pedía perdón a Dios aun por aquellos pecados los cuales eran ocultos para él.

Santiago 5:16 Confesaos vuestras faltas unos á otros, y rogad los unos por los otros, para que seáis sanos; la oración del justo, obrando eficazmente, puede mucho.

Mateo 5:22 Mas yo os digo, que cualquiera que se enojare locamente con su hermano, será culpado del juicio; y cualquiera que dijere á su hermano, Raca, será culpado del concejo; y cualquiera que dijere, Fatuo, será culpado del infierno del fuego. 23 Por tanto, si trajeres tu presente al altar, y allí te acordares de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 Deja allí tu presente delante del altar, y vete, vuelve primero en amistad con tu hermano, y entonces ven y ofrece tu presente.

Eso es lo que Dios quiere que hagamos, que confesemos nuestros pecados los unos a los otros. El confesar el pecado a la persona contra la cual hemos fallado, nos abre puertas en nuestra comunión con Dios y destruye la obra del diablo que solo quiere causar división y contienda entre hermanos creando raíces de amargura en los corazones de las personas.

1 Juan 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad. 10 Si dijéremos que no hemos pecado, lo hacemos á él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

Solamente después de haber arreglado nuestras cuentas con nuestro prójimo, lo que incluye no solo las faltas cometidas hacia ellos sino también el perdonar las faltas de ellos hacia nosotros, y después de haber confesado a Dios nuestros pecados, entonces podemos orar el Padre nuestro…

Mateo 6:12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos á nuestros deudores.

Debemos de procurar cada día ser más parecidos al nuestro Dios y Padre. Debemos de ser santos porque él es Santo. Dios quiere un pueblo celoso de buenas obras que no cesa de hacer el bien a otros perdonando y no ofendiendo a su prójimo.

Romanos 6:9 Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, ya no muere: la muerte no se enseñoreará más de él. 10 Porque el haber muerto, al pecado murió una vez; mas el vivir, á Dios vive. 11 Así también vosotros, pensad que de cierto estáis muertos al pecado, más vivos á Dios en Cristo Jesús Señor nuestro.

Mientras crecemos (y es necesario crecer) veremos mas claramente nuestros pecados. Debemos buscar vivir en santidad ante Dios y aunque quizás nunca lleguemos a estar completamente sin pecado, este debe estar tan "muerto" en nuestra vida que no se note, sino que la santidad de Dios resplandezca en nuestras vidas.