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 Por - Bruno Kolberg

(Capítulo 2 del Libro sobre Profecía Bíblica: "Los Juicios Bíblicos del Tiempo del Fin")


 

La Congregación de Israel
El Ascenso y Caída de Israel
El Legado de Israel
El Fin de una Era
Primeros Frutos de una Nueva Era
Notas Finales

A través de este libro, se harán comparaciones entre la Iglesia de Dios en el Nuevo Testamento y Su Iglesia de Israel del Antiguo Testamento. Estas comparaciones son importantes porque la Biblia presenta a Israel como un ejemplo para nuestra instrucción hoy. El Apóstol Pablo nos recuerda de esto en 1 Corintios 10:11. Al explicar los juicios de Dios sobre esa nación, el declara:

Todo eso les sucedió para servir de ejemplo, y quedó escrito para advertencia nuestra, pues a nosotros nos ha llegado el fin de los tiempos. (NVI)

Los ejemplos de Israel serán entendidos mejor si primero sabemos algo acerca de la historia de esta nación. Este capítulo provee un bosquejo de eso. Además, hablaremos acerca de Cristo, el punto focal en la historia de Israel desde el punto de vista de Dios. Finalmente, discutiremos como la era de Israel terminó en la cruz, y como la era de la Iglesia del Nuevo Testamento comenzó, muy visiblemente algunas semanas más tarde en Pentecostés.

Mientras estudiamos estos tópicos, debemos prestar atención a que todos los tratos de Dios con el hombre se centran últimamente en Cristo. La cronología de la historia de la tierra no es una función del levantamiento y caída de imperios humanos, sino de lo que Dios se propone a través de su plan de salvación.

Dios ha estado salvando gente desde que los primero seres humanos poblaron la tierra, y existe un número preciso que ha de ser salvo, conocido solamente por El. Cuando la última persona venga a la fe, el plan de Dios va a ser terminado. El entonces, terminará el mundo, pues no habrá ningún propósito a servir para continuar su existencia. Mateo 24:14 declara: "Y este evangelio del Reino será predicado en todo el mundo para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin."

El fin está determinado por el alcance del Evangelio, y vendrá solamente después que Dios haya salvado a sus escogidos. Como este libro sugiere, nuestra generación es probablemente la que será testigo los años finales del mundo. No obstante, para entender este tiempo extraordinario, debemos de mirar primero a los tratos de Dios con Israel, lo cual nos proveerá dirección para hoy.

La Congregación de Israel

La historia de Israel realmente comenzó con la circuncisión de Abraham in 2067 AC.( 1 ) Antes de este evento, Dios no habla de un cuerpo llamado junto en su nombre, aunque gente en esos días se salvaban exactamente igual que hoy. Abel fue salvado, como probablemente fueron sus padres Adán y Eva. Enóc caminó con Dios y fue tomado arriba por El (el nunca experimentó la muerte - Gen 5:24). Noé hallo gracia en los ojos del Señor y escapó el severo juicio del diluvio.

Uno ha de preguntarse como todos estos individuos podían salvarse, dado que ellos vivieron en los tiempos del Antiguo Testamento, antes que Cristo fuera a la cruz. Deleitosamente, ellos fueron salvos porque, en principio, Cristo fue el Cordero "Inmolado desde la fundación del mundo" (Rev. 13:8).

Observen que Dios nunca requirió a los primeros creyentes como Enóc y Noé que se hicieran parte de una congregación. Sin embargo, después de la circuncisión de Abraham (lo cual significaba la intención de Dios de multiplicar sus descendientes - Gen. 17:1-14), Dios comenzó a identificar Su reino con un pueblo escogido en vez de individuos. Por eso, la circuncisión de Abraham, marcó el nacimiento de la nación de Israel. Esta nación se convirtió en la congregación de Dios sobre la tierra, y la representación corporal de Su reino.

El Ascenso y Caída de Israel

El Antiguo Testamento revela la historia de las fortunas alternadas de Israel. Cuando era obediente al Señor, era maravillosamente bendecida, pero cuando era desobediente era grandemente juzgada.

La historia de Israel está llena de estos ciclos recurrentes de obediencia y favor, y desobediencia e ira. Su punto más alto fue indudablemente la gloria en los días de los reyes David y Salomón. Sin embargo esta época esplendida terminó en 931 AC. ( 2 ) Esto fue cuando Salomón murió, su muerte brotó una rebelión que causó que la monarquía se dividiera en dos reinos, el de Judá y el de Israel.

Judá fue el reino del Sur consistiendo de las dos tribus de Judá y Benjamín; su capital fue Jerusalén. Israel fue el reino del Norte consistiendo de las otras diez tribus que se dividieron; su capital fue Samaria. Por eso, existía una monarquía dividida y los reinos individuales nunca alcanzaron la gloria de la monarquía unificada. De hecho, por el octavo siglo AC, la iniquidad del reino del norte (Israel) había sido tan grande que el Señor la destruyó por medio de la nación pagana de Asiria (2 Reyes 17:6-18).

(Incidentalmente, después de la destrucción de Israel, los remanentes del reino del norte fueron incorporados a Judá. Por esto, la Biblia a veces llama a Judá "Israel". Esto puede ser confuso, pero el contexto usualmente va a revelar si la palabra "Israel" se refiere al reino del norte o a la nación en general).

Ahora, solo el reino sureño de Judá permanecía. Pero como su hermana norteña, Judá hizo lo malo a los ojos del Señor. Así, en 586 AC, menos de dos siglos después de la destrucción de Israel, Judá fue juzgada cuando Dios trajo al rey Nabucodonosor de Babilonia contra la tierra (Jer. 50:17) ( 3 ) Nabucodonosor destruyó a Jerusalén y el templo, tomando cautivos la mayoria de los Judíos a Babilonia.

En resumen, Judá fue cautiva a los poderes extranjeros (mayormente Babilonia) por setenta años. Así como el reino del norte, su juicio ocurrió porque ella había continuamente rechazado el Señor (2 Cron. 36:15-21).

Trágicamente, Judá no se percató que se había vuelto rebelde. A través de las suaves mentiras de los falsos profetas, su gente fue calmada a creer que Dios no los iba a juzgar. Encontramos referencia a esto en Jeremías 23. Significativamente, Dios habla acerca de esta profecía como teniendo completo entendimiento "en los postreros días". En la Biblia, el término "postrero" o "postreros días" a menudo implica toda la era del Nueva Testamento o los tiempos del fin en particular (ver Isaías 2:2; 2 Pedro 3:3). Por lo tanto, existe una fuerte sugerencia, que esta profecía se está refiriendo a los días justo antes del retorno de Cristo. En otras palabras, es una profecía teniendo doble cumplimiento.

16 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan: os hacen desvanecer; hablan visión de su corazón, no de la boca de Jehová.17 Dicen atrevidamente á los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y á cualquiera que anda tras la imaginación de su corazón, dijeron: No vendrá mal sobre vosotros.18 Porque ¿quién estuvo en el secreto de Jehová, y vio, y oyó su palabra? ¿quién estuvo atento á su palabra, y oyó?19 He aquí que la tempestad de Jehová saldrá con furor; y la tempestad que está aparejada, caerá sobre la cabeza de los malos.20 No se apartará el furor de Jehová, hasta tanto que haya hecho, y hasta tanto que haya cumplido los pensamientos de su corazón: en lo postrero de los días lo entenderéis cumplidamente.21 No envié yo aquellos profetas, y ellos corrían: yo no les hablé, y ellos profetizaban.22 Y si ellos hubieran estado en mi secreto, también hubieran hecho oír mis palabras á mi pueblo; y les hubieran hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras.23 ¿Soy yo Dios de poco acá, dice Jehová, y no Dios de mucho ha?24 ¿Ocultarse alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No hincho yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?25 Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentira en mi nombre, diciendo: Soñé, soñé.26 ¿Hasta cuándo será esto en el corazón de los profetas que profetizan mentira, y que profetizan el engaño de su corazón?27 ¿No piensan como hacen á mi pueblo olvidarse de mi nombre con sus sueños que cada uno cuenta á su compañero, al modo que sus padres se olvidaron de mi nombre por Baal?28 El profeta con quien fuere sueño, cuente sueño; y el con quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová.29 ¿No es mi palabra como el fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?30 Por tanto, he aquí yo contra los profetas, dice Jehová, que hurtan mis palabras cada uno de su más cercano.31 He aquí yo contra los profetas, dice Jehová, que endulzan sus lenguas, y dicen: El ha dicho.32 He aquí yo contra los que profetizan sueños mentirosos, dice Jehová y contároslos, é hicieron errar á mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié, ni les mandé; y ningún provecho hicieron á este pueblo, dice Jehová. 33 Y cuando te preguntare este pueblo, ó el profeta, ó el sacerdote, diciendo: ¿Qué es la carga de Jehová? les dirás: ¿Qué carga? Os dejaré, ha dicho Jehová.34 Y el profeta, y el sacerdote, ó el pueblo, que dijere: Carga de Jehová; yo enviaré castigo sobre tal hombre y sobre su casa.35 Así diréis cada cual á su compañero, y cada cual á su hermano: ¿Qué ha respondido Jehová, y qué habló Jehová?36 Y nunca más os vendrá á la memoria decir: Carga de Jehová: porque la palabra de cada uno le será por carga; pues pervertisteis las palabras del Dios viviente, de Jehová de los ejércitos, Dios nuestro.37 Así dirás al profeta: ¿Qué te respondió Jehová, y qué habló Jehová?38 Mas si dijereis: Carga de Jehová: por eso Jehová dice así: Porque dijisteis esta palabra, Carga de Jehová, habiendo enviado á deciros: No digáis, Carga de Jehová:39 Por tanto, he aquí que yo os echaré en olvido, y os arrancaré de mi presencia, y á la ciudad que os di á vosotros y á vuestros padres; (Jer. 23:16-39)

Los Falsos profetas dominaban a Israel, provocando la ira de Dios. Como estamos comenzando a darnos cuenta, los falsos profetas abundaran en la iglesia cerca del tiempo del fin. Increíblemente, la historia espiritual se repite. La misma cosa que le ocurrió a Israel va a ocurrir a la Iglesia del Nuevo Testamento. Las advertencias de Jeremías 23 no podían ser más relevantes.

El Legado de Israel

A pesar de la historia marcada de Israel, la Iglesia del Nuevo Testamento está endeudada a su gente, los judíos. Aparte de servir como un valioso ejemplo para nuestra instrucción hoy, los judíos fueron la raza escogida a través de la cual Cristo vino. Paradójicamente, ellos crucificaron a Cristo (siendo entonces en gran parte una nación rebelde). Por supuesto, esto fue la intención de Dios desde el principio. Si Cristo no hubiera muerto en la cruz, no habría salvación para la raza humana, ni una comisión para la iglesia. Los doce Apóstoles, con su trabajo tan crucial en establecer la iglesia primitiva, eran judíos. La Biblia, la cual reverenciamos como la revelación de Dios para nosotros, fue escrita mayormente por judíos.

Claramente, Dios tenía propósitos específicos en mente cuando El levantó a los descendientes de Abraham para una nación para Sí Mismo. Todos los propósitos estaban centrados en Cristo y en la gloriosa salvación que el haría posible.

Curiosamente, algunos cristiano piensan que la historia de Israel tiene relevancia limitada para nuestra era Neo Testamentaria. Todo lo contrario es cierto. Aparte de su importancia como ejemplo, el Antiguo Testamento sirve para revelar nuestro Salvador, Jesucristo. En Juan 5:39, Jesús dijo a los discípulos quienes creían que estaban salvos:

Escudriñad las Escrituras; porque en ellas os parece que tenéis la vida eterna: y ellas dan testimonio de mí.

Últimamente, todos los eventos históricos, leyes, Salmos y profecías del Antiguo Testamento testifican de Cristo. Las Escrituras antiguas están por lo tanto llenas del Evangelio, y Dios lo ha dado especialmente para los Cristianos del Nuevo Testamento. Como 1 Pedro 1:10-12 verifica, los profetas del pasado fueron diligentemente pendientes de Cristo, y escribieron de Él para nosotros:

10 De la cual salud los profetas que profetizaron de la gracia que había de venir á vosotros, han inquirido y diligentemente buscado,11 Escudriñando cuándo y en qué punto de tiempo significaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual prenunciaba las aflicciones que habían de venir á Cristo, y las glorias después de ellas.12 A los cuales fue revelado, que no para sí mismos, sino para nosotros administraban las cosas que ahora os son anunciadas de los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; en las cuales desean mirar los ángeles.

El Apóstol Pedro reveló que los profetas nos servían a nosotros, los que vivimos en la era del Nuevo Testamento. Los libros del Antiguo Testamento son por lo tanto altamente relevantes hoy. Esto es especialmente cierto de las profecías del Nuevo Testamento. El libro de Revelación, por ejemplo, sería muy difícil de entender sin estudiar las primeras Escrituras de las cuales los símbolos se derivan.

El Fin de una Era

La era de Israel como la identidad corporativa del reino de Dios vino a un dramático final cuando los judíos crucificaron a Jesús.

Jesús era el hijo de Dios, enviado a Israel como su rey prometido. El predicó alrededor de tres años y medio, confirmado su divinidad a través de grandes milagros y señales. Pero a pesar de ser el más grande de todos los profetas, siendo el Mesías prometido, Jesús fue rechazado por los judíos. Tristemente, ellos estaban esperando un rey quien establecería un reino con gloria terrenal, no la gloria celestial de la que Jesús habló. Cegados a los propósitos de su ministerio, los judíos le crucificaron como un blasfemo y problemático.

En toda probabilidad, Jesús fue crucificado el viernes 3 de abril de año 33 DC. Este fue el día de la Pascua, el día catorce del primer mes Judío (Nisan). En ese día, mientras los sacerdotes estaban sacrificando el cordero de Pascua en el templo, Jesús colgaba en la cruz como el Cordero de Dios quien fue sacrificado para pagar por nuestros pecados.

Cuando Jesús murió ese día, algo simbólico ocurrió, y para siempre afectó el futuro de Israel como pueblo de Dios. En Mateo 27:50-51, leemos:

Mas Jesús, habiendo otra vez exclamado con grande voz, dio el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rompió en dos, de alto á bajo: y la tierra tembló, y las piedras se hendieron;

Con la muerte de Jesús, el velo del templo fue rasgado de arriba a abajo por Dios mismo. Esto fue significante. El templo en Jerusalén era el foco de los sacrificios y las ofrendas. Judías. Era el edificio santo, haciendo a Jerusalén la ciudad santa. Un velo en este templo escondía un cuarto conocido como el Santo de los Santos, el cual contenía el Arca del Pacto. A este cuarto podía entrar una vez al año el sumo sacerdote, el día de la Expiación (el día diez del mes séptimo, Tishri). Ese día, el sacerdote rociaba la sangre del sacrificio sobre el propiciatorio que cubria el Arca. Esta acción apuntaba a la expiación por el pecado a través de la sangre del sacrificio de Cristo (ver. Heb. 9:7-14).

Cuando el velo fue rasgado por Dios después de las palabras del Cristo que moría "Consumado es" (Juan 19:30), Dios estaba significando que el Santo de los Santos ya no era más un lugar escondido. A través del rompimiento del velo, el cual tipificaba la carne rota de Cristo (Heb. 10:19-20), el Dios Santísimo era ahora accesible a todas las gentes. No había ya más ningún requerimiento de rituales, o sacrificios u ofrendas. No había ya más necesidad por un Santo de los Santos, o de un edificio santo ni aun una ciudad santa. Cristo había abierto una nueva vía hacia la presencia divina. Con su sacrificio perfecto una vez y para siempre (Heb. 10:10-12), El había instituido un nuevo pacto (Heb. 10:14-17; 9:13-15; Mt 26:28). Todos los sacrificios y ceremonias ahora habían terminado, pues Cristo fue su cumplimiento (Heb. 8:13; 10:1, 18).

Por lo tanto, la cruz marcó el fin de la era de Israel. Después de eso, si alguien quería ser identificado con el pueblo de Dios, no tenía que ser un judío o hacerse un Gentil circuncidado. La salvación era ahora disponible para todas las gentes no importando nacionalidad.

Primeros Frutos de una Nueva Era

Aunque la era del Nuevo Testamento en principió comenzó en la cruz, la primera evidencia de los frutos de la victoria de Cristo ocurrieron en el día de Pentecostés, diez días después de Su ascensión al cielo. (Referirse a la tabla uno para fechas.)

Pentecostés significa "el quinto" porque era observado cincuenta días después del Sábado de Pascua (Lev. 23:15-16). Era el nombre Griego del Nuevo Testamento para Fiesta de la Cosecha (o Semanas), el cual fue la segunda de tres fiestas anuales que los Judíos estaban requeridos observar (Exo. 23:14-17). Las otras dos eran la Fiesta de los panes sin Levadura (la cual comenzaba con la Pascua) y la Fiesta de los Tabernáculos (la cual ocurría en el séptimo mes)

Pentecostés era la fiesta de celebración de los primeros frutos de la cosecha. Esto es significante, pues fue en Pentecostés 33 AD que el Espíritu Santo fue derramado y la cosecha de almas comenzó (Hechos 2:1-41). En ese día, Pedro predicó un sermón y cerca de 3000 personas -Judíos de toda nación debajo del cielo - fueron salvos. Estos fueron los "primeros frutos" de Dios en el programa de salvación del Nuevo Testamento, ¡y que gran número fueron! Ni aun Jesús, el maestro perfecto, según los hechos escritos, salvó tanta gente durante todo su ministerio. La profecía fue verdaderamente hecha realidad de que sus discípulos harían mayores cosas que El (Juan 14:12). Por fin, la era de Salvación y del alcance del Evangelio había comenzado.

Aquí es donde estamos hoy, en la era del Nuevo Testamento. Como los representantes en la tierra del Reino de Dios, la iglesia ha sido comisionada a testificar el Evangelio ("Id por todo el mundo, y predicad el evangelio a toda criatura" - Marcos 16:15). Dada la importancia de esta tarea, no nos sorprende saber que Cristo está observando cuidadosamente la fidelidad de la iglesia en la tarea de llevar a cabo esta comisión.


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