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Categoría: Amilenarismo (Amilenialismo)
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alt-Por Enoch Pond: (1847) - Ninguno de nuestros libros sagrados ha excitado tantas preguntas, y llevado a tanta diversidad de interpretaciones, como lo ha sido el Apocalipsis.   No es mi propósito el mencionar todas ellas, ni alguna parte considerable de las tales, sino que me he de contentar en demostrar lo que concibo como su verdadera historia, diseño e interpretación.

¿Quién fue el autor del libro?

Comienzo con inquirir sobre el autor del libro, y la fecha en que se escribió el mismo.

El Apocalipsis se ha dicho, repetidamente, que fue escrito por Juan. El libro comienza con una declaración a este efecto: “la dio a conocer, enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan.” Además: ‘Juan, a las siete Iglesias de Asia.” – “Yo Juan, vi bajar del cielo de Dios a la Santa Ciudad, la nueva Jerusalén.”

¿Pero qué Juan es este? ¿Era este Juan el discípulo amado y Apóstol, o era otro hombre? Papías habla de un presbítero por el nombre de Juan, quien vivió en Asia Menor en la parte final del primer siglo; y de acuerdo a algunos críticos, el Apocalipsis ha de ser adscrito a él. Pero de ese J uan nosotros sabemos poco o nada excepto su nombre; y la suposición de que el escribió el Apocalipsis es una mera conjetura que se levantó más de doscientos años después de su muerte, por aquellos que deseaban destruir la autoridad canónica del libro.  Por lo tanto, rechazamos tal sugerencia, como una no digna de seria consideración, y adoptamos de todo corazón la opinión recibida, que el autor de este maravilloso libro no es otro sino el apóstol Juan.

Como prueba de esto, citamos, primero, las circunstancias del escritor, como ha sido detallado por él mismo. Él dice (cap. 1:9), “Yo Juan, quien soy además vuestro hermano, y compañero vuestro en la tribulación, en el reino y la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamado Patmos, a causa de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo.” En otras palabras, el escritor, quienquiera que haya sido, estaba, en ese tiempo, sufriendo persecución por el amor de la verdad, y había sido exiliado a la isla de Patmos.  Pero, de acuerdo al testimonio de los primeros padres, el apóstol Juan, en un tiempo de severa persecución, fue exiliado a la isla de Patmos.  Yo casi no tengo que citar sus palabras en este punto.  Clemente de Alejandría, Tertuliano, Orígenes, Victorino, Eusebio, Epifanio, Sulpicio, Severo, Jerome, y una gran cantidad de muchos otros, [1] nos dicen (para usar las mismas palabras de Orígenes), “que un emperador Romano exilió al apóstol Juan a la isla de Patmos, por el testimonio que el tal había dado con relación a la palabra de verdad.” Esto muestra que fue Juan el Apóstol, y no otro, quien escribió el libro bajo consideración.

Añadiendo a este hecho, tenemos el testimonio directo de muchos de los primeros padres. Justino Mártir, quien floreció de cuarenta a sesenta años después de la muerte de Juan, y quien dice “Un cierto hombre, por nombre de Juan, que era uno de los apóstoles de Cristo, profetizó,’ etc. [2] Melito, obispo de Sardis, un contemporáneo de Justino, escribió un libro concerniente a “El Apocalipsis de Juan” [3] Apolinio, un distinguido escritos de Asia Menor, en un libro contra los Montanistas, apela, de igual manera al “Apocalipsis de Juan” [3] Ireneo, en su obra contra las Herejías (libro 4, cap. xx), habla repetidamente de Juan – el mismo que escribió el evangelio – como el autor del Apocalipsis. Clemente de Alejandría, hablando del hombre justo, dice, “El se sentará entre los veinticuatro en los tronos, juzgando la gente, como Juan lo dice en Apocalipsis.” [4] Tertuliano, el primero de los padres latinos, habla a menudo del Apocalipsis como una obra del apóstol Juan.  En su libro contra Marción, refiriéndose a Rev. 1:16, el dice, que el apóstol Juan, en su Apocalipsis, describe la espada procediendo de la boca de Dios.’

Hipólito,  obispo de Ostia, testifica abundantemente del origen Juanino del  Apocalipsis.  En su libro ‘DE Anticristo,’ sección 9, el dice, “Bendito Juan, apóstol y discípulo del Señor, ¿me puedes hablar con respecto a qué cosas viste y escuchaste respecto a Babilonia?” y luego cita Revelación, capitulo 17 y 18, como el testimonio del Apóstol.

Orígenes es el más educado de los primeros padres, quien nació solamente setenta y ocho años después de la muerte de Juan, habla continuamente de este apóstol como el autor del Apocalipsis.  Casi no tengo que citar pasajes. En su comentario a Mateo, el dice, “Juan, el hijo de Zebedeo, dice en Apocalipsis.”

Pero si el Apocalipsis era tan generalmente atribuido, en las primeras etapas de la iglesia, como una obra de Juan y de autoridad canónica, ¿Cómo vino a ser, que con el tiempo, eso halla sido disputado? ¿Qué pudo haber llevado a algunos padres del tercer y cuarto siglo, tales como Dionisio, y Nepos de Alejandría, Cayo de Roma, y aun Eusebio, el historiador, a entretener dudas al respecto? Para contestar esto: Estas dudas fueron entretenidas, no a consecuencia de razones históricas, sino por razones puramente doctrinales.  La prueba histórica de la apostolicidad y la autoridad canónica del Apocalipsis era amplia; pero los milenarios se aferraron al pasaje en el capítulo 20 – donde habla de la atadura de Satanás por mil años – y lo impusieron como prueba de sentimientos peculiares. Y los padres arriba mencionados pensaron que, quizás la mejor manera de salir del problemático pasaje era descartando el libro que lo contenía.  Así también razonaba Lutero, por un tiempo, en cuanto a la Epístola de Santiago, porque al no saber como interpretarla; el estaba, al principio, inclinado a rechazarla.

Después de la revolución de Constantino, El Milenarismo de los tiempos primitivos cayó en descrédito. Y desde ese periodo, la autoridad del Apocalipsis fue totalmente restaurada, y, con pocas excepciones, ha sido mantenida hasta nuestros tiempos.

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Durante el siglo pasado [Siglo 18], los críticos de Alemania han asaltado el Apocalipsis, negando, con términos más fuertes, que haya podido ser escrito por el Apóstol Juan.  Por eso dice De Wette: “Nada se mantiene tan firme como que el Apóstol Juan, sí es el escritor del evangelio, y de la primera epístola, no fue quien escribió el Apocalipsis;” y Elwad dice: ‘El que el Apocalipsis no

fue escrito por la misma mano que escribió el evangelio y la Epístola, es tan claro como la luz del sol’.  La principal objeción para el origen Juanino del Apocalipsis nace de su estilo – sus palabras y frases peculiares; un argumento por el cual esta clase de críticos han demostrado poder probar o desaprobar casi todo; por ese medio han probado que Moisés no escribió el Pentateuco, ni Daniel las profecías, ni los evangelistas los evangelios los cuales llevan sus nombres; por medio de [tal objeción] ellos han probado que Homero no escribió sus poemas, ni Platón sus diálogos, ni Cicerón sino una parte de sus oraciones.

El estilo de Apocalipsis no es más distinto que de otros escritos de Juan, sino en su tema, el método, y el objeto de la composición.  ¿Cómo es posible, que escribiendo tal libro como el que tenemos delante, -- compuesto, en gran parte, por visiones, tipos, y representaciones simbólicas, -- que el estilo no haya de ser diferente a las llanas narraciones históricas, o a una epístola familiar y amable? Cualquier crítico competente decidiría de antemano que debe haber expresiones particulares, y  amplia diversidad de estilo.

Aún así, se haya muchas semejanzas. El profesor Stuart ha destacado una larga lista de estas, llenando varias paginas en su comentario erudito, demostrando que muchas de las favoritas expresiones de Juan, ocurriendo en las Epístolas, son también halladas en el Apocalipsis [5]

¿Dónde y cuándo fue escrito?

Pero si Juan escribió el Apocalipsis, ¿Dónde y cuando lo escribió? ¿Y cual es la fecha propia del libro? El que Juan vio sus visiones cuando se encontraba exiliado y perseguido en la isla de Patmos, el mismo lo ha declarado. Él las escribió en la isla o poco después de su retorno de ella.

Pero ¿cuando fue Juan expatriado a la isla de Patmos? ¿Bajo cuál de los emperadores ocurrió su exilio?

Sobre esta cuestión, los intérpretes modernos están divididos, algunos suponiendo que él estuvo exiliado bajo la persecución de Nerón cerca del año 66; mientras otros insisten que fue expatriado bajo Domiciano tan tarde como el año 96.  Si la primera de estas suposiciones es correcta, entonces Juan fue expatriado y vio sus visiones antes de la destrucción de Jerusalén por Tito.  Y aquellos que adoptan este punto de vista insisten que la mayor parte del libro de Revelación, todo aquello entre los capítulos 4 y el 20, se relaciona a la apremiante destrucción de Jerusalén, y a la muerte de Nerón; o, cuanto más, la caída del imperio Romano Pagano.

Este esquema de interpretación fue primeramente inventado por los Jesuitas [6], con la visión de rescatar el Papado de las aplastantes visiones y denuncias del Apocalipsis.  Fue muy dispuestamente adoptada por los Racionalistas de Alemania.  Desde entonces ha hallado favor con un clase de intérpretes en Inglaterra y en este país [EE.UU.], entre los cuales, siento decir que se encuentra el ya fallecido Profesor Stuart de Andover, y el Profesor Cowles de Oberlin.  Me propongo hacer un breve examen de este esquema de interpretación en mi próximo capítulo.  Por el presente tenemos que meramente tratar con la fecha del Apocalipsis, o el tiempo cuando este fue escrito.

Se ha pensado que favorece una fecha temprana del Apocalipsis, y la interpretación que crece de ella, que las cosas que allí se predicen estaban por suceder pronto: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para mostrar a sus siervos las cosas que han de suceder pronto’ (Rev. 1:1) Pero es admitido por todos, que, entre las cosas que se predicen en este libro, están, la resurrección, el juicio general, y el estado final de los justos y de los malos, y estas cosas se repite en el capítulo final, han de “ocurrir pronto” – “el tiempo está cerca.” – “Mirad, yo vengo en breve, y mi galardón conmigo, para pagar a cada uno según su obra” (Rev. 22:6, 19, 12).

¿Cómo, entonces, ha de ser entendida esta fraseología? ¿Cómo fue entendida por el autor del libro y por el Espíritu quien la inspiró? No, seguramente, de acuerdo a nuestra estimación del tiempo, sino como Dios lo estima, para quien “un día es como mil años, y mil años como un día.”

Se asume por algunos escritores, que la venida de Cristo, mencionada en Revelación 1:7, a causa de esa intimación, que algunos de los que estaban actualmente envueltos en su crucifixión estarían presentes: “Todo ojo le verá, y los que lo traspasaron.” Pero, en el sentido en que los judíos asesinos mataron traspasaron al Salvador, todos nosotros lo hemos traspasado por nuestros pecados. El fue traspasado literalmente por un sólo hombre, y ese fue un soldado Romano (Juan 19:34).  En la misma oración con la cita arriba mencionada, se dice, que “todas las tribus de la tierra harán lamentación por El” (Rev. 1:7).  ¿Estaban “todas las tribus de la tierra” presente, con sus llantos y lamentaciones, cuando Jerusalén fue destruida? ¿O, está esta escena reservada para la venida final de Cristo a juzgar el mundo?

Es además urgido que, que el Apocalipsis debe haber sido escrito en el tiempo de Nerón porque solamente siete Iglesias son mencionadas en él, lo que probablemente, era el numero de todas las Iglesias existentes en Asia Menor.   Pero será muy fácil mostrar que había muchas Iglesias en Asia Menor antes de la muerte de Pedro y Pablo.  En adición a aquellas mencionadas en Apocalipsis, había Iglesias en Iconio, en Listra, en Derbe, en Pisidia de Antioquia, en Hierápolis, en el Ponto, en Capadocia, en Bythinia, en Cilicia, en Galacia, en Colosas, y probablemente muchos otros lugares.  El porqué  fueron enviados mensajes solamente a estas Iglesias, no pretendo saberlo.  Quizás éstas eran las únicas con las cuales Juan estaba particularmente relacionado; o el número, siete, puede haber sido tomado, porque es un número perfecto favorito entre los Judíos.

En su totalidad, no hallamos nada, en el Apocalipsis o fuera de él, lo cual deba llevarnos a pensar que fue escrito durante la persecución de Nerón, y que la mayor parte del libro tiene que ver con su muerte y la destrucción de Jerusalén, o con la caída de la Roma pagana.  Adoptamos, por lo tanto, la otra suposición; que fue escrito durante la persecución bajo Domiciano, cerca del final del primer siglo, y que toma un alcance de significado mayor al que se ha referido.

No parece ser que Juan pudiese haberse familiarizado con las iglesias de Asia Menor sino hasta cerca del final de la persecución Neroniana.  Estas iglesias fueron mayormente establecidas por Pablo, y estaban bajo su cuidado e inspección particular.  El las visitaba a menudo cuando se hallaba en libertad; y después de su aprisionamiento, el escribió cartas frecuentes, y se mantuvo en constante comunicación con ellas: sin embargo, en ninguna de sus cartas, hallamos alguna mención de Juan, o alguna referencia a él como alguien que residía en esa área.  De acuerdo a esto, el profesor Schaff dice: “fue probablemente el martirio del Apóstol a los Gentiles, y los peligros y distracciones que le afectaban, lo que llevó a Juan a tomar este importante paso, y levantar su estructura sobre el fundamento establecido por Pablo” [7] Neander también dice: “Después del martirio de Pablo, es probable que Juan haya sido llamado, por la mayor parte de las iglesias, a transferir su centro actividad a esta área. [8]

Nerón puso final a la vida de Pablo en la persecución que terminó en el año 68.  Unos dos o tres años después de la muerte de Pablo, Juan muy difícilmente se hubiese mudado a la región de Asia Menor durante el tiempo de violencia y persecución; él debió haber residido allí por un tiempo considerable antes de haberse relacionado íntimamente con las Iglesias, y adquirido mucha influencia y autoridad, tal como lo justificaría el estar dando dirección, tales como los mensajes a ellas que encontramos en el Apocalipsis.  Por lo tanto, la probabilidad es, que Juan no estaba en Asia Menor, o, que si estaba allí, no estaba en las circunstancias para presentarle a ellos tal libro como el que tenemos ante nosotros, sino hasta mucho tiempo después de la muerte de Nerón, y después que su amarga persecución contra los Cristianos hubo cesado.

Varias evidencias, tomadas del mismo [libro de] Apocalipsis, nos aseguran que no pudo haber sido escrito sino hasta cerca del final del primer siglo.

No fue hasta este tiempo que el primer día de la semana comenzó a llamarse “el día del Señor”, que Juan estaba en el espíritu, y vio la apertura de la visión del Apocalipsis (Rev. 1:10)

No fue sino hasta cerca del final del primer siglo que hubo un anciano presidente, un ángel, en cada una de las Iglesias.  Previamente a esto, los ancianos de la Iglesia siempre eran clasificados juntos, pero cada una de las iglesias de Asia, parece haber tenido un oficial presidiendo, o anciano, cuando el Apocalipsis fue escrito.

Los errores Gnósticos habían comenzado a mostrarse en el tiempo de Pablo, pero no habían madurado ni se habían organizado bajo jerarquías antes del final del primer siglo; sin embargo oímos de los Nicolaítas, una secta de los Gnósticos, en dos mensajes a las Iglesias de Asia (Rev. 2:6, 15). Fue cerca del final del primer siglo, y no antes, que los líderes Gnósticos comenzaron el trabajo de mutilar los libros sagrados de los cristianos. Fue precisamente esta práctica, probablemente, la cual llevó a las denuncias finales del Apocalipsis: “Si alguno añadiere a estas cosas, Dios ha de añadir las plagas que están escritas en este libro: y si alguno quitare de las palabras de este libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la ciudad santa, y de las cosas que están escritas en este libro.” No había ocasión para amenazas como estas sino hasta el final del primer siglo. alt

Es obvio que las siete iglesias de Asia estaban en muy distinta condición cuando fue escrito el Apocalipsis, que durante el tiempo de Nerón y de Pablo.  La iglesia de Éfeso había “perdido su primer amor”.  La iglesia de Esmirna tenía algunos en sus filas que pertenecían a “la sinagoga de Satanás”.  La iglesia de Pergamos había dado entrada no solamente a los Nicolaítas, sino también a los que tendían “la doctrina de Balaám, quien enseñó a Balac a poner piedra de tropiezo ante los hijos de Israel.” La iglesia de Tiatira permitía que “la mujer Jezabel” enseñara, a seducir sus miembros a cometer fornicación, y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.  La iglesia de Sardis tenía solamente “unos pocos nombres” que no habían ensuciado sus vestiduras; mientras que los miembros de la iglesia en Laodicea se habían vuelto tibios y ofensivos a Cristo, quien estaba listo para “vomitarles de su boca.”

En resumen, estas iglesias habían declinado – tristemente declinado, de lo que habían sido cuando Pablo escribió sus epístolas a algunas de ellas; y se debe permitir [algún] tiempo – un tiempo considerable, para poder dar lugar a sus defecciones. Si suponemos que el Apocalipsis fue escrito durante la persecución de Nerón, - solamente unos pocos años subsiguientes a los escritos de las cartas de Pablo, -- el tiempo requerido [para tal caída] no está disponible.  Pero si el libro fue escrito treinta años más tarde, en la persecución bajo Domiciano, se puede hallar lugar para el declive, por lo menos a causa del tiempo.

El testimonio de los Padres en el punto ante nosotros es justamente eso, y lo que podemos esperar en vista a los hechos detallados arriba.  Con pocas excepciones, es unánime el adscribir el exilio de Juan, y los escritos del Apocalipsis, al tiempo de Domiciano.  Comenzamos con Ireneo, obispo de Lyon, en Galias.  El había sido un discípulo de Policarpo, quien fue discípulo del Apóstol Juan. El debió haber estado familiarmente relacionado con las circunstancias de la expatriación de Juan, con el tiempo de la misma, y la persona por la cual fue decretado. El no pudo haberse equivocado en estos puntos, ni hay algún error o ambigüedad en su testimonio. “El Apocalipsis”, el nos dice “fue visto no hace mucho tiempo atrás, sino casi en nuestra propia generación, cerca del final del reino de Domiciano”[9].  Este testimonio nunca se ha descartado, y nunca se podrá.  Es suficiente por sí mismo, considerando las circunstancias, para decidir la cuestión ante nosotros.

Pero este testimonio no está solo.  Está corroborado por casi todos los Padres más distinguidos [de la iglesia].  Victorino dice repetidamente, que Juan fue exiliado por Domiciano, y que en su tiempo el vio la Revelación.  Hipólito habla de Juan habiendo sido exiliado a Patmos bajo Domiciano, donde él vio el Apocalipsis [10]. Eusebio, hablando de la persecución, dice: “En esta persecución, Juan el Apóstol y evangelista, estando todavía vivo, fue expatriado a la isla de Patmos.” [11] Jerónimo, en su libro de hombres ilustres, dice: “Domiciano, en su decimocuarto año de reinado, levantó la próxima persecución después de Nerón, cuando Juan fue expatriado a la isla de Patmos, donde él vio visiones, y donde escribió la Revelación.”[13]

Sería innecesario el multiplicar citas como éstas, y seguirlas a un periodo posterior.  Se ha dicho que estos testimonios son de poco valor, ya que todos están basados uno sobre otro, y que últimamente sobre el de Ireneo.  Pero esto no es cierto; por lo menos, nadie tiene ningún derecho o razón para afirmar que eso es cierto.  Ellos demuestran lo que era la convicción establecida de la Iglesia en el punto ante nosotros, desde el segundo siglo hasta el sexto, - el mismo tiempo cuando la cuestión puede ser establecida mejor; y según el juicio entonces formado, y tan unánimemente expresado, nos obliga a nosotros en el siglo 19 a dar nuestro consentimiento.  No puede ser opuesto sino sobre razones bastamente más pesadas que las que ya han sido presentadas.

Será visto que la cuestión aquí discutida tiene mucho que ver con la interpretación del Apocalipsis.  Si este libro fue escrito cerca del final del segundo siglo, casi treinta años después de la muerte de Nerón y la caída de Jerusalén, entonces es vano el buscar su cumplimiento en cualquiera de estos eventos.  No hay la más mínima alusión a ninguno de ellos, desde el principio del libro hasta el final del mismo.

Pero muchas personas en este día, -- siguiendo el Profesor Stuart y los alemanes, - están inclinadas a adoptar su esquema de interpretación, [el cuál] será bueno examinarlo más particularmente.

 

Autor:

-Por Enoch Pond,
Professor at the Theological Seminary, Bangor, Maine (1871).

Traducido por: Jorge L. Trujillo


Documento Orginal en Inglés: http://www.covenanter.org/reformed/2015/8/17/enoch-ponds-essay-on-the-apocalypse-when-written-and-by-whom?rq=enoch%20pond

 

Notas:

[1] See Lardner's Credibility, vol. v. pp. 414-416.

[2] Dialogue with Trypho, chap. 80,81.

[3] In Euseb. Ecc. Hist. iv. 24 and 28, v. 18.

[4] Strom. iv. 4.

[5] See Stuart's Comment. on the Apocalypse, vol. i. p. 406.

[6] By Alcazar, a Spanish Jesuit, who flourished near the commencement of the seventeenth century.

[7] Hist. of Apostolic Churches, p. 399.

[8] Planting and training the Apostolic Churches, p. 219.

[9] Contra Haeres, v. 20.

[10] Works, p. 90.

[11] Ecc. Hist. Lib. 3, cap. 18.

[12] Works, vol. vi. p. 446.

[13] Works, vol. iv. chap. 120.


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