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¿Qué dice la Escritura?

-por Jorge L. Trujillo


Le escribo porque tenemos una duda juntamente con mi esposo acerca del ayuno. ¿Debemos ayunar? ¿Por qué? ¿Cómo? Entendemos que en el A.T. aparecen varios pasajes con respecto al tema pero en el nuevo pacto y dentro de los mandamientos de nuestro Señor Jesucristo y sus apóstoles no hay directrices claras a nuestro parecer. Sentimos que en la iglesia y en muchos hermanos ya se ha vuelto algo ritualista y con un tilde de "alcanzados por mi obra". ¿Nos estamos desviando? Realmente no tenemos a nuestro alrededor personas muy preparadas en la palabra.  


Hace unos días me encontré con una señora que leía una revista de los Testigos de Jehová y entablé una conversación con ella acerca de cosas de la Biblia. Me dijo que se preparaba para ser bautizada porque al fin había encontrado “la verdad”.  En la conversación ella comenzó a señalar los “defectos” de las otras religiones como la católica y grupos protestantes.  Eso, lo hacía ella por supuesto ‘repitiendo’ las cosas que le habían dicho en el “Salón del Reino”.  En su conversación me llamó la atención que mencionó el ayuno diciendo que “eso no hace falta” que era una “pérdida de tiempo” y “que cosas son esas de estar ayunando como si eso tuviera algún valor.”  Cuando dijo eso le contesté, “pero es que Cristo hablo de ayunar y hasta explicó la manera adecuada para hacerlo”.  La cara de la señora cambió y me miró confundida como si yo le hubiera dicho algo que jamás había escuchado.  En ese momento comencé a profundizar un poco con ella sobre el ayuno y otras cosas más importantes como la gracia de Dios por medio de la fe y la  obra expiatoria en la cruz y los méritos de Cristo como única base para nuestra salvación, aparte de mencionarle datos históricos de la secta TDJ los cuales ella obviamente desconocía y los cuales le causaron igual reacción.  

Es cierto que existen personas que ‘piensan’ que pueden ganarse el cielo porque “ayunan”, “oran” o porque hacen muchas otras cosas “piadosas”, pero la realidad es que tales prácticas de por sí carecen de algún valor para ganar la salvación y el favor de Dios si no van unidas a un corazón humillado.  Los fariseos del tiempo de Jesús habían desarrollado un sistema de doctrinas de hombres en las cuales se gloriaban y pensaban que esas cosas.  Esto lo vemos en la ilustración presentada por Jesús entre un Fariseo y un Publicano que llegaron al templo:

Lucas 18- 9-14: A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.  

La actitud de este fariseo puede ser parecida a la que pueden tener muchos que “ayunan”.  Algunos han pensado que el ayuno era ‘dos veces’ en el día sábado dando a entender que posiblemente el hombre no comía ni en la mañana ni en la tarde, otros piensan que se refiere a “dos ayunos en una semana” [i] pero sea lo que sea el punto está en que el hombre pone su énfasis en la cantidad de veces que ayunaba y pensaba que Dios se impresionaría con tal práctica  le deja claro a Dios que son “dos veces” las que ayunaba; Quizás hacía más que otros que no ayunaban o solamente lo hacían “una vez”.  Ciertamente algunos pueden llegar a pensar que esas ‘obras’ le pueden acumular puntos ante Dios.  Trágicamente aquel fariseo estaba “orgulloso de su humildad”. Pero el resto de la ilustración nos dice que Dios busca no ‘obras’ de auto confianza personal sino un corazón humillado que reconoce la bancarrota espiritual y la dependencia de la ‘gracia’ de Dios para hallar favor divino:

Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido

El ayuno en la Biblia

De acuerdo a la ley había solamente establecido un día de ayuno al año, el día de la expiación. Los judíos establecieron días adicionales de ayuno para recordar la fiesta de ‘purim’ que fue proclamada por la reina Esther entre los judíos de la dispersión cuando Aman quiso exterminar la raza judía en el reino persa pero no pudo hacerlo gracias a que el pueblo se humilló e hizo ayuno por tres días antes que ella entrara a la presencia del rey Asuero. (Ester 2).  Se hacían otros ayunos individuales por personas piadosas como los profetas u otros que buscaban a Dios. En el Antiguo Testamento tenemos el caso de los residentes de la ciudad de Nínive quienes después de recibir el mensaje de Jonás se abstuvieron de alimentos y bebidas incluyendo animales y los niños. Este fue un acto claro de humillación.

Los discípulos de los fariseos y los discípulos de Juan el Bautista acostumbraban ayunar “muchas veces” como parte de su vida religiosa (Marcos 2:18.)  En los evangelios encontramos el caso de Ana la mujer profetisa que estaba en el templo cuando trajeron a Jesús siendo aun bebé.  La Biblia nos dice que ella ayunaba y oraba como “servicio a Dios”.  También tenemos la historia de Cristo mismo cuando después de haber sido bautizado por Juan el Bautista se fue al desierto y estuvo sin comida por 40 días.  Al parecer, aparte del ayuno del día de la expiación que tanto Cristo como los Judíos debieron haber seguido, los discípulos de Cristo no ayunaban por lo Jesús fue interrogado (Lucas 5:33).

Propósito del Ayuno

La razón principal del ayuno es “humillación” y  “arrepentimiento” (1 Samuel 7:6; 2 Samuel 2:16, 22: Ester 4:16; Joel 2:12-15); otra razón para el ayuno lo era señal “luto” (Jueces 20:26; 1 Samuel 31:13; 2 Samuel 1:12; Ester 4:3).  Aunque el ayuno de por sí no alcanza la justicia de Dios como bien lo dijo Cristo, aquellos que son creyentes se benefician del ayuno.  Al parecer Cristo no lo abolió sino que dio instrucciones acerca de cómo se debe ayunar de manera que tal sea acepto por Dios.

Mateo 6:16-18: Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará [en público].

De la misma manera que habló acerca de la oración, Cristo da principios acerca del ayuno. Primeramente dice que no se debe hacer ‘hipócritamente’.  El ayuno debe ser asunto entre el que ayuna y Dios, pues el ayuno no es para buscar el acercamiento al público sino el acercamiento a Dios.  Jesús dice “tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” lo cual nos deja claro que Dios da recompensa a los que le buscan con fe de todo corazón (sin hipocresía).  El libro de Hebreos dice “es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).  En cierta ocasión los discípulos de Jesús estaban tratando de sacar un demonio de una persona y no pudieron, cuando Jesús llegó les dijo “este género no sale sino con oración y ayuno” (Marcos 9:29), aunque aquí debemos mencionar que la palabra "ayuno" en esta oración no aparece en los manuscritos más antiguos. ¿Quiso decir Cristo que para sacar demonios hay que dejar de comer? Quizás no, pero sí podemos ver que Cristo dejó claro que para echar fuera demonios hay que depender de Dios y esa dependencia se consigue acercándose a Él, “en oración y ayuno”, en otras palabras “en ruego y humillación.”

Cuando alguien ayuna correctamente simplemente está diciendo “No” a los apetitos más elementales de la vida y dedicando ese tiempo para buscar la presencia de Dios y hacer bien al prójimo. Esto significa que el ayuno es mucho más que simple “dejar de comer” o “posponer la comida”.  El ayuno es un reemplazo: dejas el alimento para en lugar de eso buscar a Dios y hacer el bien.  Le explicaba a la Señora que mencioné al principio que el ayuno podía ser más que dejar de comer, le explique que ayunar era ‘limitar’ los apetitos de la carne y utilizar ese tiempo para acercarse a Dios y pedir su guía.  Le dije “puedes ayunarte un desayuno, la tan preciada taza de café, una novela, un programa de televisión o tu pasatiempo favorito y utilizar ese tiempo para buscar el rostro de Dios en oración y estudio de la Palabra o ayudar al prójimo en su necesidad.”  Por cierto Dios le reprochó al pueblo de Israel sus ayunos porque estos no iban acompañados de la humildad y la buena disposición del corazón necesaria para que Dios se agrade de ello:

Isaías 58: 1 Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado. 2 Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios.  3 ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores. 4 He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto.  5 ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová?

Aquí vemos que el ayuno que Dios busca no es una “obra externa” sino una obra interna, una obra que nazca de un corazón verdaderamente humillado y que reconoce el mandamiento y teme a Dios, le obedece y ama su prójimo.  Dios dice “ese NO ES el ayuno que yo escogí”.  Veamos ahora como es que Dios describe el ayuno que a Él le agrada:

6 ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? 7 ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? 8 Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. 9 Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad; 10 y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. 11 Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. 12 Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar.

En verdad este es el ayuno verdadero y “escogido por Dios”.  Dios no está diciendo que no hace falta el ayuno literal o físico pues ya vimos que Cristo mismo enseñó cómo debe hacerse el ayuno que Dios recompensa pero se puede esperar que nuestro “ayuno” sea aceptable ante Dios si no podemos relacionarnos bien y tener compasión de nuestros hermanos;  Sino compartimos el pan con el hambriento y si no cubrimos al desnudo y utilizamos nuestra boca para habla cosas vanas.

Una vez hemos entendido el verdadero propósito del ayuno debemos también entender que tal práctica aunque al parecer esperada, es totalmente voluntaria y personal.  Mientras la Biblia nos insta a "orar sin cesar" y hacerlo cada día, de mañana, tarde y noche, no se nos dice lo mismo del ayuno.

¿Ascetismo Cristiano?

El ascetismo viene de la palabra griega 'askesis' y tiene que ver con "práctica, ejercicio o sufrimiento". Es definido como una vida caracterizada por la abstinencia de placer del mundo. Tales prácticas son en gran parte una forma equivocada de espiritualidad.  Muchas personas ayunan días, meses y semanas tratando de conseguir una vida más pura y más cercana a Dios.  Piensan que de esta manera pueden provocar a Dios a contestar sus peticiones o que así pueden vencer el pecado y la ataques de la carne.  En la iglesia primitiva ciertas personas habían infiltrado la creencia que el abstenerse de alimentos, de tratar duramente el cuerpo lograba mayor espiritualidad.

El Apóstol Pablo nos deja claro que tales prácticas ascéticas aunque parecen tener cierta reputación entre los hombres, no son nada más que duro trato al cuerpo lo cual no sirve de nada para mejorar la vida espiritual de las personas y apagar los apetitos de la carne.  Normalmente lo que ocurre es que las personas que se tratan en ayunos rigurosos logran cierta medida de engrandecimiento de su 'ego'

Colosenses 2 (NVI): 20Si con Cristo ustedes ya han muerto a los principios de este mundo, ¿por qué, como si todavía pertenecieran al mundo, se someten a preceptos tales como: 21"No tomes en tus manos, no pruebes, no toques"? 22Estos preceptos, basados en reglas y enseñanzas humanas, se refieren a cosas que van a desaparecer con el uso. 23Tienen sin duda apariencia de sabiduría, con su afectada piedad, falsa humildad y severo trato del cuerpo, pero de nada sirven frente a los apetitos de la naturaleza pecaminosa

Siendo que en la Biblia no existe una "doctrina de ayunos" donde las personas estén obligados (por otros o por ellos mismos) a ayunar cierta cantidad de tiempo, los ayunos excesos pueden llegar a caer en este tipo de clasificación: "apariencia de sabiduría, con su afectada piedad, falsa humildad y severo trato al cuerpo, pero que nada sirven frente a los apetitos de la naturaleza pecaminosa."

Tiempos de decisión

Encontramos en la Biblia que los hombres de Dios “hicieron ayunos” en momentos claves cuando enfrentaban decisiones o momentos difíciles donde la respuesta divina era de suma importancia.  El rey Josafat proclamó ayuno a Dios ante el ataque de sus enemigos y Dios le contestó:

2 Crónicas 20: 1 Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos otros de los amonitas, marcharon contra Josafat para atacarlo.     2 Y fueron algunos a darle aviso a Josafat, diciendo: «Contra ti viene una gran multitud del otro lado del mar y de Siria; ya están en Hazezon-tamar, que es En-gadi». 3 Josafat tuvo miedo y humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá. 4 Se congregaron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová

14 Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el espíritu de Jehová en medio de la reunión; 15 y dijo: «Oíd, todo Judá, y vosotros habitantes de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: "No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios.

Daniel oró y ayunó cuando entendió que le templo del cautiverio estaba llegando a su fin (70 años) en Babilonia.  En ayuno pidió a Dios en oración y ruego por contestación y Dios le respondió (Daniel 9).

"Ayuno en el Nuevo Testamento"

En el Nuevo Testamento vemos la ocasión cuando el Espíritu Santo guía a los líderes de la iglesia de Antioquia a que se separen a Pablo y Bernabé para la obra del ministerio.  En Hechos 13 leemos

Hechos 13: 1-3: Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Níger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo Ministrando estos al Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: «Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado». Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.

Claramente, mientras buscaban a Dios en oración y AYUNO Dios les habló indicando que Pablo y Bernabé debían salir a predicar el evangelio.  Después de haber recibido el mensaje de Dios, los líderes de la iglesia de Antioquia volvieron a ayunar y fueron dirigidos a enviar estos dos hombres al campo de la evangelización.  Después de haber salido al campo misionero Pablo practica el ayuno en su ministerio:

Hechos 14: Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.

Pablo mismo comenta sobre sus prácticas de ayunos cuando se ve obligado a defender su ministerio a la iglesia de Corintios, una iglesia que el mismo había levantado y que ahora algunos farsantes cuestionaban la legitimidad y autoridad de Pablo.  El escribe:

2 Corintios 11:27: en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez;

Por lo tanto, podemos concluir que el ayuno cuando es llevado de la manera que a Dios le agrada, no para acumular “puntos” con Dios o mostrar a otros nuestra “espiritualidad” sino como forma de humillación legitima y sincera para demostrar el verdadero sentimiento del corazón contrito que busca a Dios es una parte importante del culto a Dios y la vida cristiana.  Vemos que en la  Biblia se acompaña el ayuno con las oraciones (no necesariamente las oraciones con los ayunos) por lo que debemos entender que el ayuno no tiene la misma prominencia en la Biblia que la oración.  Nuestro mandamiento es “orad sin cesar” pro nunca se nos da mandamiento de ayunar.

En la carta a los Corintios se instruye que los matrimonios se mantengan unidos en el deber conyugal pero que pueden separarse para dedicarse a la oración:

1 Corintios 7:5: No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.

Sin duda alguna, ese tiempo de oración sosegada puede ser aprovechado para hacer “ayunos sinceros” si la persona lo cree apropiado y también para el estudio de la palabra buscando el rostro de Dios.

Tipos de Ayuno

Algunas personas han hecho toda una “doctrina de ayunos” con todo tipo de detalles y por menores que no se mencionan en la Biblia, pero lo que vemos en la Escritura es que la palabra ayuno significa literalmente eso “no comer” y se hacía mayormente por motivos religiosos.  Muchos hablan de ayunos parciales, ayunos de carne, ayunos de frutas, ayunos de jugo, etc. y para no ser legalistas ni dogmáticos en cuanto a eso podríamos decir que todo eso está bien siempre y cuando sea hecho para Dios y no para los demás.  Después de todo lo que Dios está mirando no es tanto cuanto comes o dejas de comer sino “la disposición del corazón”.  ¿Estamos buscando el favor y aplauso de los hombres como dice Jesús Mateo 6, estamos confiando en nosotros mismos como el fariseo de la historia de Jesús o estamos humillándonos ante Dios como él quiere?  Algunos piensan (y creo que correctamente) que Jesús ayunó por 40 días fue solamente abstención de alimentos más al parecer no de agua.  El cuerpo humano necesita agua para su funcionamiento y el dejar de tomar líquidos puede afectar seriamente y permanentemente la salud y hasta causar la muerte.  Recuerdo ver un varón que quedó gravemente enfermo y no podía caminar solo después de un ayuno de alrededor de 37 días.

Interesantemente la mayoría de los ayunos totales (de agua y alimento) que vemos en la Biblia eran de un máximo de tres días.  Algunos ayunos duraban hasta siete días pero los que pasan esa cantidad de días eran muy raros. Tenemos la excepción del ayuno de Jesús por 40 días como mencionamos anteriormente, y quizás el ayuno de Moisés por 80 días (40 días x 2) cuando subió y volvió a subir al monte Sinaí a recibir las tablas de la ley.  Este es una ayuno sobrenatural ya que Moisés ni comió ni bebió durante este tiempo (Deut. 9:9), este sería el ayuno más largo de toda la Biblia.  Sin duda la mano poderosa de Dios estuvo con Moisés durante todo este tiempo sin cual ayuda moriría inevitablemente. Cuando murió Saúl y Jonatán el pueblo ayunó por siete días, este era un ayuno de “luto” y “tristeza”.  El pueblo Judío ayunó tres días en el tiempo de Ester.  Los habitantes de Nínive ayunaron sin comida ni bebida (Jonás 3) después de la predicación de Jonás.  Pablo ayunó tres días “sin comida ni bebida” después de su encuentro con Cristo en el camino a Damasco.

¿Por cuales cosas los cristianos no debemos ayunar?

En cierta ocasión Cristo fue interrogado acerca del porqué sus discípulos no ayunaban (Mateo 9:14-17; Marcos 2; Lucas 5:33-39) a lo que Jesús le contestó:

19 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar. 20 Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces en aquellos días ayunarán. 21 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura. 22 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar.

El punto que Cristo quería que ellos entendieran era que el ayuno implica “luto” y “tristeza”. Los que están de fiesta no pueden al mismo tiempo estar ayunando.  El les dice que cuando el esposo está con ellos (están de bodas) y no hay necesidad de ayunar, pero cuando el esposo “les sea quitado”, refiriéndose a la muerte de Cristo en la cruz, entonces ayunaran por tristeza.   En el libro de Zacarías 8 leemos:

18 Vino a mí palabra de Jehová de los ejércitos, diciendo: 19 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: El ayuno del cuarto mes, el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo, y el ayuno del décimo, se convertirán para la casa de Judá en gozo y alegría, y en festivas solemnidades. Amad, pues, la verdad y la paz. 20 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aún vendrán pueblos, y habitantes de muchas ciudades

Los Judíos habían establecido ciertos ayunos que recordaban tiempos tristes en la historia de la nación cuando habían sido llevados cautivos a Babilonia.  Mientras estaban en el cautiverio ellos habían establecido ayunos en el mes quinto, séptimo y décimo.  Una vez de vuelta a la tierra continuaron esta práctica y queriendo saber si debían o no seguirla enviaron a preguntar al templo.  La respuesta no fue “sigan”, ni “paren”, sino que Dios prometió por medio de Zacarías que Él convertiría esos “ayunos” (luto) en alegría y en festividades solemnes.  ¡Ya no habría más ayunos!

En la respuesta dada por Jesús se dice que el que está de fiesta no está de luto.  Para el cristiano no está ausente del esposo.  Cristo nos dejó la promesa “donde estén dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” y también nos dijo “he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin”. La iglesia Cristiana está de fiesta y como tal no está de luto.  Dios ¡ha cambiado nuestro lamento en baile!

En el Antiguo Testamento el día de la expiación (tipo de la muerte de Cristo) se acostumbraba a hacer ayuno.  Sin embargo en 1 Corintios 5: 1-8 Pablo nos escribe acerca de “nuestra fiesta”.

Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.

Nuestro culto y nuestra vida debe ser una de regocijo y celebración porque nuestra redención ha sido comprada por Cristo.  Pablo es insistente en este punto.  El cristiano debe de vivir una vida de regocijo y alegría en el Señor.  Por eso debemos recordar siempre sus palabras registradas en (Fil. 4:4) que nos dicen “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo ¡Regocijaos!”

Conclusión

En fin, aunque el ayuno no es 'mandado' en la Biblia, este puede ser y se espera que sea parte de la vida del cristiano, pero solamente cuando se hace por las razones correctas y por iniciativa personal o como parte de la congregación.   El utilizar el ayuno como 'prueba' de nuestra mayor espiritualidad y como forma de 'ganar' el favor de Dios, es hacer precisamente lo opuesto a lo que el ayuno representa, a saber, la humildad y sumisión de espíritu.  Si lo hacemos de esta manera, humildemente, el ayuno nos ayuda a someternos a Dios mientras buscamos Su voluntad en oración y nos aprendemos a controlar el cuerpo y humillarnos ante su poder procurando Su guía y dirección en algunos momentos difíciles y para tomar decisiones cruciales en nuestra vida.  Si lo hacemos así, veremos la mano de Dios obrando grande y poderosamente.



[i] What does the Bible say about Fasting (¿Qué dice la Biblia sobre el ayuno?) By New Testament times, fasting had been encumbered by additional regulations. Some Jews fasted two days each week throughout the entire year (Luke 18:12). Such weekly fasts were observed on Thursdays and Mondays, because according to tradition, Moses ascended Mount Sinai on Thursday and descended on Monday.(18)  http://www.bible.org/qa.asp?topic_id=33&qa_id=121


Copyright/ Derechos 2006 Jorge L. Trujillo
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Escrito 05/21/2006